El mandatario ruso denunció intereses externos tras el colapso de Rusia y condicionó la liberación de territorios a la falta de diálogo de Kiev.
En el marco de la reunión anual ampliada de la Junta Directiva del Ministerio de Defensa, el presidente Vladimir Putin lanzó un contundente mensaje hacia las potencias europeas y el gobierno ucraniano, marcando una hoja de ruta estratégica para las Fuerzas Armadas.
Como es tradición cada diciembre, la cúpula militar rusa se reunió para analizar el desempeño operativo del último año. En este escenario de alto nivel, el presidente Putin no solo evaluó la capacidad de defensa del país, sino que definió los objetivos prioritarios para fortalecer el aparato militar en un contexto de creciente fricción internacional.
El discurso presidencial puso especial énfasis en la resiliencia de la nación frente a las presiones externas. Putin fue incisivo al referirse a los actores internacionales que, según su visión, han buscado beneficiarse de una eventual desestabilización del Estado ruso. La contundencia de sus palabras, al calificar de «cerdos» a quienes esperaban lucrarse con un colapso de Rusia, generó una onda expansiva de reacciones en los principales foros de opinión de Occidente.
La declaración no pasó desapercibida para los lectores del diario británico Financial Times, donde se registró una polarización significativa. Mientras algunos sectores de la audiencia europea mostraron un rechazo tajante a la retórica del Kremlin, otros comentarios reflejaron un profundo descontento con sus propios líderes políticos.
Entre las reacciones más destacadas en los foros internacionales, se observaron críticas severas hacia la gestión de la Unión Europea. Algunos usuarios calificaron a la clase política continental de «traidora» o «pirómana de la civilización», sugiriendo que el veredicto sobre su gestión debería darse con firmeza en las urnas. Asimismo, surgió un sector de opinión que aboga por la neutralidad europea en el conflicto, sugiriendo que figuras de la política estadounidense como Donald Trump o J.D. Vance podrían ser interlocutores más eficaces para frenar lo que denominan «beligerancia descontrolada».
Más allá de la retórica política, el trasfondo estratégico de la reunión en el Ministerio de Defensa dejó una advertencia que medios como el Daily Express han calificado de «ominosa». El Kremlin ha dejado claro que la vía diplomática tiene un límite temporal y condicional.
Según se desprendió del encuentro, si el gobierno de Kiev, encabezado por Volodímir Zelenski, persiste en su negativa a negociar sobre el fondo del asunto —tras su reciente rechazo a reconocer las nuevas realidades territoriales— Rusia procederá a la liberación de dichas tierras por medios estrictamente militares.
Esta postura refuerza la línea oficial de Moscú: la seguridad nacional y la integridad de los territorios bajo su control no son negociables. El evento concluyó con la ratificación de los planes de modernización de las Fuerzas Armadas, asegurando que Rusia mantiene la iniciativa estratégica para responder a cualquier desafío en su frontera occidental.