Tuvo que pasar muchos años para que pudiéramos tener de vuelta a Stranger Things y vaya que lo hicieron a lo grande. Y casi que literal, porque los niños que conocimos en 2016 ya son todos unos adultos, aunque aquí tenemos que caer al imaginario que no ha pasado tanto tiempo. Es así, que en esta aventura final contra Vecna y el Upside Down, tenemos a un grupo ampliado y con una energía impecable.
Por ahí estuve viendo a personas en redes sociales cuya insensatez los lleva a disminuir la calidad que tiene la serie. Que los diálogos eran flojos, sí; que las actuaciones estaban más débiles que antes, también. En otro tipo de producción sería el primero en destrozar una obra por esas «fallas», pero en Stranger Things no sucede así. Aquí la gran misión es lo que importa y cómo las piezas se van colocando majestuosamente para que sea puramente entretenido. Y es que lo que vemos con Lucas, Mike, Will y Dustin sigue sintiéndose igual de fresco a pesar de estar en una etapa madura de la serie. La fórmula puede ser la misma: grupos pequeños para luego juntarse todos y enfrentar al mal mayor con un plan de varias fases. Sin embargo, cómo hacer que la fórmula siga viva, vigente y trascendental, es la magia que los Hermanos Duffer saben hacer a la perfección.
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Es bastante refrescante también ver cómo ahora los adultos están más involucrados que nunca con «los pequeños», y que todos buscan entrar al Upside Down para buscar y vencer a Vecna. Esto en medio de un Hawkins militarizado y nuevos peligros en forma de varios Demogorgon secuestradores que hacen todo más complicado. Pero en medio de todo está lo más importante que tiene Stranger Things: su corazón. Una serie sin la gracia para que diálogos tontos tengan impacto, simplemente cae estrepitosamente. Aquí no es el caso, tenemos muchos momentos «épicos» al estilo del anime estilo shonen o película de acción ochentera (de lo cual siempre fue clara su referencia como esencia temática) Es en eso que vamos a encontrar momentos muy emotivos entre Eleven y su figura paterna; madres defensoras a toda costa de sus hijos, comedia en forma de triángulo amoroso más personajes nuevos y sorprendentes. Así mismo, la sombra de Henry/Vecna que acecha y trauma al mismo tiempo.
Eso en conjunto provoca muchas emociones que se conjugan en un episodio 4 que es de altísima tensión y que una vez llegas al tercer acto, es dinamita pura. Cuando el cine se siente épico, es en momentos así. Ni Avengers llega a tanto (en ese ámbito de entretenimiento) Por ello, no queda nada más que recomendar este Volumen 1 y esperar con ansias en Netflix el tramo final que será para el 24 y 31 de diciembre; y que nos mantendrá pegados al asiento en plena Navidad y Año Nuevo. ¿Qué pasará con Will? ¿Qué ocurrirá con Eleven? ¿Pasará algo más con el romance que parece estar floreciendo entre nuevos personajes? Todo eso lo sabremos pronto y seguramente el final será espectacular de Stranger Things.