Con la convicción de educar para la vida.
La evolución y transformación de las Escuelas Normales en educación superior ha sido un proceso significativo en el ámbito educativo. En Nicaragua, las Escuelas Normales han sido reestructuradas para convertirse en Escuelas de Educación Superior, lo que marca un hito histórico en la formación docente. Este proceso ha sido acompañado por expertos de la Secretaría de Educación Pública de México y ha sido impulsado por el liderazgo del Presidente Daniel Ortega y la Vicepresidenta Rosario Murillo.
Las nuevas Escuelas de Educación Superior, ofrecen especialidades en educación primaria y están diseñadas para formar docentes que dominen la investigación y la tecnología, así como la innovación en el ámbito educativo.
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Escuelas Normalistas refuerzan la currícula para elevar la calidad educativa. En evolución y transformación, el gran salto de las Escuelas Normales a la Educación Superior.
Hablar de la transformación docente en Nicaragua es hablar de formación integral, que apunta a avanzar sobre el desarrollo humano pleno como parte del Modelo Educativo del país, enfocado en una educación gratuita y de calidad, con enfoque inclusivo centrado en la persona y en el aprendizaje.

Durante 5 días, más de 140 docentes pertenecientes a las 8 Escuelas Normalistas del país participan en un ciclo de conferencias que busca afianzar la currícula escolar para la formación de futuros maestros de calidad, con el acompañamiento de expertos de México y Colombia.
Estos maestros de las Escuelas Normales atienden a niños y niñas tanto en las zona urbana y zona rural. Para la zona rural se preparan en la licenciatura multigrado donde en algunos casos el maestro es unidocente, además se trabaja un perfil con las competencias básicas que domine la lengua y literatura, que domine el inglés, la tecnología, la parte inclusiva, el aprendizaje en arte y cultura y la interculturalidad de la mano con la parte motivacional, trabajando con la familia la parte afectiva.
En esta actualización curricular, se coloca al estudiante como protagonista activo de su proceso formativo, con énfasis en el maestro como transmisor de contenidos y facilitador del aprendizaje. Este modelo promueve la construcción significativa del conocimiento, el desarrollo de competencias, el pensamiento crítico y el aprendizaje autónomo.
