El atado de dulce tiene raíces coloniales: indígenas y colonizadores fusionaron técnicas de cocción y conservación del azúcar, creando un producto que se convirtió en base de postres tradicionales como el almíbar. Con el tiempo, se consolidó como un símbolo de la gastronomía nicaragüense, presente en celebraciones religiosas y festividades populares.
El proceso de elaboración
- Cultivo y molienda de la caña de azúcar
- La caña se corta y se lleva a los trapiches, donde se exprime para obtener el jugo.
- Cocción del jugo
- El líquido se hierve en grandes pailas hasta espesar y adquirir un color dorado intenso.
- Moldeo y enfriado
- La melaza se vierte en moldes rectangulares y se deja enfriar hasta solidificarse.
- Atado manual
- Los bloques se envuelven en hojas secas de palma o papel y se atan con fibras naturales, lo que da origen al nombre “atado de dulce”.
Carazo: especialmente la comunidad de Los Cruces, donde existen más de diez trapiches artesanales que generan empleo y sostienen la economía local. Matagalpa, Jinotega y León: también destacan como zonas productoras, gracias a su tradición agrícola y cultural. El atado de dulce es fuente de ingresos para familias rurales, que lo venden en mercados locales y ferias gastronómicas. Su producción artesanal fortalece la identidad cultural y preserva técnicas tradicionales frente a la industrialización. Además, es un producto versátil: se utiliza en postres como buñuelos, almíbares de Semana Santa y bebidas típicas.