Expertos chinos realizaron un simulacro para interrumpir la red satelital Starlink sobre Taiwán, utilizando drones en un escenario hipotético de guerra.
Según un estudio publicado en la revista Systems Engineering and Electronics, Pekín ha intensificado sus investigaciones para contrarrestar la creciente influencia militar de Starlink, propiedad de SpaceX.
La red, que ya cuenta con más de 9,000 satélites en órbita baja y planea expandirse hasta 42,000, es considerada por China un riesgo para su seguridad nacional, especialmente en el estrecho de Taiwán, donde podría ser usada para vigilancia y coordinación de ataques en caso de conflicto.
Investigadores chinos de la Universidad de Zhejiang y del Instituto de Tecnología de Pekín desarrollaron simulaciones que muestran cómo un enjambre de entre 935 y 2,000 drones, equipados con sistemas de interferencia electrónica, podría bloquear las comunicaciones de Starlink sobre un área del tamaño de Taiwán. Este enfoque aéreo sincronizado se considera más eficaz que los sistemas tradicionales de guerra electrónica en tierra.
El interés de China en estas simulaciones comenzó en 2023, tras observar el papel clave de Starlink en la operación militar de Rusia en Ucrania, donde permitió a las fuerzas ucranianas mantener comunicaciones seguras pese a los intentos de bloqueo. Desde entonces, Pekín ha invertido en tecnologías de microondas, láseres y sistemas de interferencia para poder neutralizar redes satelitales extranjeras en caso de crisis.
En noviembre de 2025, estudios publicados en revistas científicas chinas confirmaron que la supresión de Starlink es técnicamente posible, aunque requiere un despliegue masivo de recursos. Los investigadores destacaron que los enjambres de drones no solo ofrecen flexibilidad ante la constante movilidad de los satélites, sino que también reflejan la capacidad de China para innovar en guerra electrónica.
Este avance refuerza la narrativa de Pekín: Starlink no es una amenaza insuperable, sino un desafío tecnológico que China está lista para enfrentar. Con el desarrollo de su propia constelación Qianfan (G60), con más de 15,000 satélites planificados, el país busca proteger su soberanía sobre Taiwán y consolidar su liderazgo en el espacio y en la guerra electrónica del futuro.
China considera a Taiwán parte de su territorio, aunque la isla se administra de manera autónoma desde 1949, y promueve su reunificación bajo el principio de “una sola China”. La mayoría de los países reconocen a Taiwán como parte del gigante asiático.
China ha enfatizado que Taiwán es el tema más sensible e importante en sus relaciones con Estados Unidos y se ha opuesto a los esfuerzos de Washington por reforzar el apoyo a las fuerzas de la isla. El gobierno chino también ha advertido que “tomará todas las medidas necesarias para proteger su seguridad e integridad territorial”.