El expresidente brasileño, Jair Bolsonaro, fue detenido preventivamente este sábado por riesgo «concreto» de fuga y «amenaza al orden público», en vísperas de empezar a cumplir la condena de 27 años de cárcel por intento de golpe de Estado.
El líder ultraderechista estaba en prisión domiciliaria desde hacía casi cuatro meses, pero a primera hora de este sábado los agentes lo arrestaron y lo condujeron, sin esposas ni presencia de medios de comunicación, a la sede de la Policía Federal de Brasilia.
El exmandatario esperaba los días en su residencia de Brasilia para que la Corte Suprema ordenase la ejecución de la sentencia en la que se le declaró culpable de «liderar» una trampa golpista tras perder las elecciones de 2022 frente al actual gobernante, Luiz Inácio Lula da Silva.
La Primera Sala del Supremo rechazó a principios de mes por unanimidad los primeros recursos de apelación, con lo que el cumplimiento de la condena estaba próximo.
El ex jefe de Estado (2019-2022) permanecerá recluido en una sala especial de unos 12 metros cuadrados, equipada con una cama de soltero, baño privado, ventana, televisión, aire acondicionado y un pequeño refrigerador, según medios locales.
Mientras, los aliados más fieles del exmandatario manifestaron su indignación ante este nuevo revés.
«Sacar a un hombre de 70 años de su casa, sin tener en cuenta su grave estado de salud (…), atenta contra el principio de la dignidad humana», dijo el gobernador de São Paulo, Tarcísio de Freitas, antiguo ministro de Bolsonaro y señalado como su posible sucesor político.
Además de condenado y detenido, Bolsonaro también está inhabilitado para presentarse a cualquier cargo electivo por abuso de poder durante la campaña de 2022.