Moscú alerta que la estrategia antinarcóticos no debe constituir una herramienta de presión contra Estados soberanos. La postura surge tras el anuncio de la ‘Operación Lanza del Sur’ del Pentágono.
Rusia se opone al uso de la fuerza por parte de Estados Unidos contra la República Bolivariana de Venezuela, según declaraciones de la secretaria de prensa del Ministerio de Relaciones Exteriores ruso, María Zajárova.
La vocera subrayó que el combate a las drogas debe ser abordado mediante la consolidación de los esfuerzos internacionales y regionales, no como un mecanismo de coacción:
“La lucha contra las drogas no debe usarse como herramienta de presión contra Estados soberanos.”
Zajárova agregó que la solución eficiente se encuentra en los mecanismos legales internacionales y el abandono de la presión militar.
“La solución eficiente podría encontrarse en los esfuerzos colectivos y en los mecanismos legales internacionales, y naturalmente abandonando esta presión militar a gran escala que el Pentágono ha estado ejerciendo. Esto va mucho más allá de los objetivos declarados por la parte estadounidense y socava la soberanía de Venezuela.”
La funcionaria hizo un llamamiento a la comunidad internacional para evaluar la situación y prevenir un «escenario desastroso». Sus declaraciones se producen en el contexto del anuncio de la ‘Operación Lanza del Sur’ por parte del Pentágono, cuya misión declarada por el secretario de Guerra de EE.UU., Pete Hegseth, es «eliminar a los narcoterroristas de nuestro hemisferio y proteger nuestra patria de las drogas que están matando a nuestra gente.»

Por su parte, el secretario de prensa presidencial ruso, Dmitri Peskov, indicó que el Kremlin espera que Washington se abstenga de tomar medidas que puedan desestabilizar la situación en Venezuela y la región del Caribe.
Desde agosto, Estados Unidos ha desplegado una significativa fuerza militar frente a las costas de Venezuela, compuesta por buques de guerra, submarinos, aviones de combate y tropas, justificando dichas acciones bajo el marco de la lucha contra el narcotráfico. Las operaciones han incluido bombardeos contra presuntas embarcaciones, con un saldo de más de 70 fallecidos.
El presidente venezolano, Nicolás Maduro, ha calificado las acciones como una campaña de desprestigio y una estrategia de agresión multilateral cuyo objetivo es «cambiar el régimen» y apropiarse de la «inmensa riqueza petrolera» de la nación bolivariana.
La postura venezolana ha encontrado eco en la esfera internacional. El ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, calificó la destrucción de barcos sin «juicio ni proceso» como inaceptable, señalando que «así actúan los países fuera de la ley.»
Asimismo, las operaciones militares han sido condenadas por el alto comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Volker Türk, y por los gobiernos de Colombia, México y Brasil. Expertos internacionales han tipificado estos ataques como «ejecuciones sumarias» que contravienen el derecho internacional.