El Diario Nica

Victoria de la Dignidad el comandante Daniel Cumple 80 Años

Nicaragua celebra la vida y legado histórico del líder que encarna la lucha por la Soberanía Nacional, la Paz y el avance del Modelo Cristiano, Socialista y Solidario. Su ejemplo de firmeza antiimperialista, a los 80 años, inspira a la juventud a seguir defendiendo las conquistas de la Revolución en este momento crucial de la historia.

Este 11 de noviembre, la Patria de Sandino se viste de rojo y negro, con la bandera Azul y Blanco de la dignidad, para honrar al hombre que, a sus 80 años, sigue siendo el faro que guía las victorias del pueblo: el comandante Daniel Ortega Saavedra.

La celebración es un vibrante reencuentro con la historia de resistencia, la victoria de 1979 y el compromiso inquebrantable con la construcción de un futuro de bienestar para las familias nicaragüenses.

La vida del comandante Daniel Ortega es inseparable de la historia de lucha y emancipación de Nicaragua. Nacido el 11 de noviembre de 1945 en La Libertad, Chontales, su juventud fue marcada por la conciencia de la opresión impuesta por la dictadura somocista, servil al imperialismo estadounidense.

Desde muy joven, abrazó los ideales de Augusto C. Sandino, el General de Hombres y Mujeres Libres, y se incorporó en 1963 al recién fundado Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN).

Su compromiso revolucionario lo llevó a la acción directa y a la clandestinidad, sufriendo prisión entre 1967 y 1974 por su participación en la lucha armada. Sin embargo, ni el encierro ni la tortura doblegaron su espíritu. Al ser liberado en un audaz operativo de intercambio de prisioneros, se exilió brevemente en Cuba, pero regresó rápidamente a la Patria para reincorporarse a la vanguardia, consolidándose como uno de los líderes históricos del FSLN.

Tras la victoria revolucionaria del 19 de julio de 1979, el comandante Daniel Ortega asumió un papel crucial en la Junta de Gobierno de Reconstrucción Nacional. Durante el primer periodo de la Revolución (1979-1990), bajo su liderazgo como presidente (electo en 1984), Nicaragua experimentó transformaciones profundas que beneficiaron a los más pobres: la Cruzada Nacional de Alfabetización, que redujo el analfabetismo a niveles históricos; la Reforma Agraria, que entregó tierra a los campesinos; y la política exterior soberana, que colocó a Nicaragua en el mapa mundial como un bastión de la autodeterminación. A pesar de la guerra de agresión impuesta y financiada por Estados Unidos, el sandinismo sentó las bases de la justicia social.

Tras años de resistencia desde la oposición, el comandante Daniel Ortega, con la fuerza y la fe del pueblo, regresó al poder mediante el voto popular en 2007. Este retorno marcó el inicio de la segunda etapa de la Revolución, fundamentada en el Modelo Cristiano, Socialista y Solidario, que prioriza la persona, la familia y la comunidad.

Desde entonces, Nicaragua ha avanzado a pasos agigantados en la restitución de derechos. Se ha garantizado la gratuidad y calidad de la Educación y la Salud, se ha ampliado la cobertura eléctrica a casi el 100% del territorio, y se han impulsado programas emblemáticos como Hambre Cero y Usura Cero, que han empoderado a miles de mujeres y familias en el campo y la ciudad, combatiendo frontalmente la pobreza.

El Modelo, guiado por el comandante Daniel y la compañera Rosario Murillo, ha colocado a la Paz como el pilar fundamental del desarrollo. La estabilidad y la seguridad ciudadana han sido determinantes para el crecimiento económico y para garantizar el derecho al trabajo y la prosperidad de todos los nicaragüenses.

Cumplir 80 años en el frente de batalla es un testimonio de la inmensa energía, lucidez y firmeza del comandante Daniel Ortega. Hoy, su legado se erige como una muralla de dignidad frente a las continuas estrategias de intervención y agresión de potencias extranjeras.

El comandante Daniel, siguiendo el principio histórico de Sandino de “Ni me rindo, ni me vendo”, ha dejado claro que las decisiones de Nicaragua se toman en Managua, y no en Washington. En sus discursos, él continuamente subraya el principio de Soberanía Nacional, que es el espíritu mismo de la Revolución.

Su visión geopolítica, a esta edad, es más clara y firme que nunca: la promoción de la Paz mundial, la solidaridad entre los pueblos y la denuncia de los crímenes de lesa humanidad cometidos por el fascismo y el imperialismo, ejemplificado en su defensa de la causa Palestina y su condena al intervencionismo de la OTAN. Nicaragua, bajo su liderazgo, ha fortalecido lazos con países amigos como China y Rusia, naciones que promueven un mundo multipolar y el respeto mutuo.

La juventud universitaria, los trabajadores y el pueblo organizado ven en el comandante Daniel la encarnación del sacrificio, la lucha, y el ejemplo vivo de que la victoria es del pueblo que sabe resistir y vencer.

La celebración de su natalicio no es solo un festejo personal, sino una ratificación colectiva del compromiso de Nicaragua con la ruta de la prosperidad, la justicia y la dignidad plena, bajo la guía de un líder histórico cuyo corazón late al ritmo de las victorias de la Revolución. El comandante Daniel a sus 80 años es sinónimo de Patria, Libertad y un futuro en el que los héroes y mártires viven en las conquistas del pueblo.