En los días calurosos de Nicaragua, no hay nada más reconfortante que un vaso bien frío de fresco de mango. Esta bebida tradicional, elaborada con una de las frutas más emblemáticas del trópico, combina sabor, frescura y nutrición en cada sorbo.
El fresco de mango se prepara con mangos maduros, agua, azúcar al gusto y, en ocasiones, un toque de limón para realzar su sabor. Algunos hogares también le agregan hielo picado o lo licúan para obtener una textura más cremosa. La clave está en usar mangos bien dulces y jugosos, que aporten ese color dorado tan característico.
Además de ser delicioso, el mango es rico en vitamina C, antioxidantes y fibra. El fresco de mango ayuda a hidratar el cuerpo, aporta energía natural y es una excelente opción para niños y adultos por igual.
Ya sea en una reunión familiar, una fiesta patronal o como parte del almuerzo diario, el fresco de mango es una bebida que une generaciones. Su sabor evoca recuerdos de infancia, tardes en el campo y la calidez del hogar.