Guatemala vive una violencia crónica.
La fuga de 20 reclusos de la pandilla Barrio 18 desde la cárcel Fraijanes II ha sacudido al Estado de Guatemala y elevado un problema de seguridad penitenciaria a un conflicto político con repercusiones internacionales. El gobierno se declaró en emergencia, mientras la oposición exige responsabilidades y el país demanda respuestas inmediatas.
El ministro de Gobernación, Francisco Jiménez, activó cooperación internacional con Interpol, coordinó esfuerzos con El Salvador, Honduras y México y reforzó la vigilancia en fronteras y perímetros carcelarios. Hasta este lunes se recapturó a Byron Eduardo Fajardo Revolorio, alias Black Demon, condenado a 180 años por asesinato, extorsión y robo agravado.
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Impacto de la fuga
- Crisis política: La noticia ha generado tensiones dentro del gobierno del presidente Bernardo Arévalo, incluso con miembros de su propio partido exigiendo explicaciones y responsabilidades.
- Emergencia nacional: El gobierno declaró estado de emergencia, mientras la oposición exige destituciones y respuestas inmediatas.
- Fallos estructurales: La fuga expuso graves deficiencias en el sistema penitenciario, incluyendo controles de seguridad débiles y falta de identificación biométrica diaria.
El escape habría ocurrido de forma individual o en parejas, aprovechando visitas familiares, lo que revela fallos graves en la seguridad. La hipótesis de complicidad interna ya se está investigando.
Mara Salvatrucha y Barrio 18, controlan territorios urbanos, cobran extorsiones y generan homicidios. En 2024, cuando líderes de ambas pandillas fueron trasladados a la prisión Renovación I bajo aislamiento, se detonaron motines, un guardia murió y se extendió el caos penitenciario.