Escrito por: César Mairena.
Muchos de sus adversarios políticos, ya lo critican y lo valoran como un dictador y un tirano, enumerando los siguientes hechos:
- Ha instrumentalizado instituciones públicas (como a la Oficina de Investigaciones Federales o FBI, por sus siglas en inglés) la cual ha declarado que no existen pruebas en contra del actual mandatario, en el sonado caso de su ex amigo, Jeffrey Epstein, que supuestamente se suicidó, antes de revelar a poderosos implicados en una red de prostitución y pedofilia.
- Ha manipulado la religión cristiana protestante (mayoritariamente practicada por supremacistas blancos en el país y pro portación irrestricta de armas) aprovechando el asesinato del joven promotor ultra conservador, Charlie Kirk, polarizando a la sociedad norteamericana y radicalizando a sus seguidores.
- Está practicando persecución política contra sus adversarios, prueba de ello es el proceso de una comisión de investigación parlamentaria, que está investigando los cargos de Obstrucción de la Justicia y Falso Testimonio, de parte del ex director del FBI, James Comey -que por cierto hoy, a través de su abogado se declaró no culpable- la defensa del ex funcionario del FBI, alega que este es un proceso judicial con fines de venganza de parte de Trump y que por eso debe ser desestimado.

- Otro que ha sido amenazado con un proceso judicial por razones políticas, ha sido el ex asesor de Trump, Jhon Bolton, que escribió el libro titulado “El Cuarto donde pasó”. El 23 de agosto del presente año, la casa de habitación de Bolton fue allanada por el FBI (otra prueba de instrumentalización y politización de dicha institución para perseguir a sus adversarios y críticos políticos). El presidente Trump le ha dicho “escoria” a Bolton, y ha dado declaraciones acusándolo de haber manipulado indebidamente información clasificada cuando fue asesor de seguridad nacional en la primera administración de Trump.
- Donald Trump, está hoy, aprovechando el octavo día de lo que se denomina en EEUU “el apagón del gobierno federal”, para realizar despidos masivos de empleados federales -amenaza con despedir a 200,000 personas- culpando a sus adversarios políticos, los demócratas, de esta situación. ¿Está garantizando que la mayoría de los empleados federales que queden en sus puestos sean republicanos para también debilitar a los Demócratas con esta medida?.
- Y para concluir, el martes 30 de septiembre del presente año, Donald Trump, ante los más importantes generales y almirantes de las FF.AA. de EEUU, emitió un discurso amenazante y en extremo controversial, pues justificó su estrategia de usar a efectivos militares en una “guerra desde dentro” para bajar los altos índices de criminalidad en ciudades como San Francisco, Chicago, Nueva York y Los Ángeles, ciudades que están bajo la administración de Gobernadores Demócratas. Y esta no es casualidad, los Gobernadores Demócratas, están acusando al mandatario de abuso de poder y abuso de sus atribuciones sobre las FF.AA. del país y que su verdadera motivación, es política, para quitarle poder de facto, al partido Demócrata, en todas esas ciudades.

Trump no sigue la agenda del partido Republicano, él tiene su propia agenda con el movimiento MAGA (Make America Great Again), que se traduce al español como “Hacer América Grandiosa de Nuevo”, y eso lo hace peligroso, pues radicalizar la sociedad norteamericana, manipulando la política, la religión, los asuntos raciales, los temas de género, de gobernabilidad, de institucionalidad del país, e incluso a las fuerzas armadas, generaría una guerra civil que rompería con el bipartidismo Demócrata-Republicano (lo que muchos analistas geopolíticos denominan el Estado Profundo) y provocaría el surgimiento de otro tipo de estructura de poder en EEUU, como país, un nuevo sistema político a favor de la élite que acompaña a Trump.
En el caso de Ucrania, como lo habíamos predicho en esta sección de análisis, Trump seguirá apoyando a ese país en contra de Rusia (a pesar de su retórica pacifista) porque le interesan las jugosas ganancias que significará mantener ese conflicto -que actualmente los europeos pagarán- para enriquecer aún más a la Industria Militar norteamericana. Necesita armas para vender al mejor postor internacionalmente, pero también para controlar la situación a lo interno del país.
Ya empezó a hacer cambios sustanciales en las fuerzas armadas y si alguien se resiste a lo interno de las instituciones castrenses será despedido -como está ocurriendo con empleados civiles federales demócratas por el “apagón del gobierno federal”- o implementará cortes marciales o acusaciones de traición contra esos militares que se le resistan para evitar un Golpe de Estado, además Trump cuenta con el apoyo de milicias supremacistas blancas que no casualmente, son las principales defensoras de la portación irrestricta de armas como un derecho divino, sin control alguno de parte de las autoridades federales.
Necesita manipular emocionalmente al público, apelando a un falso nacionalismo, a una falsa religiosidad, a un falso patriotismo, para garantizar su poder y afianzar a MAGA ideológicamente en el ámbito político de los EEUU y mostrarlo como una opción más viable que los ya desgastados y desprestigiados partidos Demócrata y Republicano.
Trump, al igual que el tristemente célebre ex presidente Ronald Reagan, -al que Trump admira muchísimo- es capaz de violentar la constitución y las leyes de su propio país e incluso el derecho internacional (como Reagan hizo al implementar la estrategia que llevó al escándalo del “Irán-Contras”) para lograr sus nefastos objetivos.
Así como su principal aliado, el sionista Israel, está utilizando el hambre como arma de guerra, el genocidio como arma de guerra, contra el heroico pueblo palestino, el EEUU de Donald Trump no solo agrede a otros países con guerras arancelarias, movilizaciones de fuerzas navales a las costas venezolanas con la excusa de luchar contra el narcotráfico, promoción de guerras “proxy” para afectar a Rusia y a China, o cualquier otro adversario geopolítico, también -lo está demostrando con sus actos- es capaz de llevar el caos, la radicalización y la desestabilización, a sus propios gobernados.
Nunca antes, EEUU, había tenido sus instituciones de justicia, administrativas y políticas, tan debilitadas y desacreditadas, los imperialistas a nivel mundial, gracias a Trump, ya no se pueden enorgullecer, de mostrarle al mundo al gobierno de ese país como ejemplo de Institucionalidad y como Estado de Derecho o como una Democracia fuerte y equilibrada. Y ya no hablemos en el ámbito comercial, habiendo iniciativas alternas como los BRICS, ALBA y tantos otros, que han venido debilitando la hegemonía mundial de EEUU.
Al estudiar la historia, en el futuro, los eruditos descubrirán que Nerón, el emperador de la antigua Roma, errático y delirante, sólo tenía en común, con Trump, lo siguiente: ambos dirigieron un imperio en decadencia.