Julia Fox, actriz y modelo ítalo-estadounidense, está escribiendo un nuevo capítulo en su vida pública. En una reciente entrevista con Allure; confesó arrepentirse de haberse sometido a procedimientos estéticos para complacer a los hombres, asegurando que lo hizo por presión social y no por decisión propia.
“Estaba tan obsesionada con ser atractiva para los hombres que pensé que era necesario para sobrevivir”; declaró Fox. Hoy, a sus 35 años, promueve una visión distinta: aceptar el proceso de envejecer de forma natural. Aunque admite tener miedo de los cambios físicos, afirma estar dispuesta a descubrir una nueva versión de sí misma.
Aunque no descarta futuras intervenciones, dejó claro que “ya no está tan preocupada por eso”. Este cambio de perspectiva marca un giro en la narrativa que rodea a muchas figuras públicas, quienes suelen recurrir a cirugías para mantenerse dentro de los estándares tradicionales de belleza. Más allá de su paso por el cine con su debut en “Uncut Gems” (2019), Fox ha sido una figura mediática constante, en parte por su breve pero intensa relación con Kanye West.
Esa relación, que describió como “una performance”, la llevó a las portadas, pero también la enfrentó a críticas y juicios sexistas. Lejos del glamour, Julia Fox vive con su hijo Valentino en un departamento en Nueva York, donde muestra abiertamente una vida real, caótica y maternal. Entre juguetes y dibujos, comparte su deseo de autenticidad, alejándose del artificio que alguna vez buscó. Con su transformación, Fox se suma a una nueva ola de celebridades que desafían las normas de belleza y apuestan por la autenticidad.