La legalización de la eutanasia en Uruguay, dio un paso clave tras un debate parlamentario de 14 horas que captó la atención nacional.
La Cámara de Diputados aprobó en la madrugada del miércoles el proyecto con 64 votos a favor y 29 en contra. Ahora, la propuesta seguirá su curso en el Senado, que decidirá antes de fin de año si se convierte en ley.
Si la Cámara Alta la aprueba, Uruguay será el tercer país de América Latina en reconocer el derecho a la eutanasia, junto a Colombia, que lo aplica desde 1997, y Ecuador, que lo legalizó en 2024. En Chile, el Congreso analiza actualmente un proyecto similar que ha abierto un intenso debate político y social.
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La iniciativa, titulada “Muerte digna”, contiene 13 artículos que garantizan el derecho de toda persona, uruguaya o residente, a decidir el final de su vida para evitar sufrimientos insoportables. El texto exige dos opiniones médicas independientes y, si difieren, el dictamen de una junta médica para validar la solicitud.
El paciente deberá confirmar por escrito su voluntad a la eutanasia ante dos testigos que no tengan interés económico y podrá revocarla en cualquier momento. Los profesionales que participen quedarán libres de responsabilidad penal, civil o administrativa, mientras que quienes se nieguen podrán invocar la objeción de conciencia.
El debate se desarrolló ante la atenta mirada de pacientes y activistas presentes en las gradas del Parlamento. El diputado oficialista Luis Enrique Gallo, impulsor del proyecto, leyó entre lágrimas cartas de enfermos que piden acceder a la eutanasia como una opción para terminar con su sufrimiento.
Gallo destacó que la ley beneficiará a personas con cánceres terminales, enfermedades neurodegenerativas como la ELA o parálisis permanentes del cuello hacia abajo. En muchos casos, señaló; estos pacientes ni siquiera pueden respirar sin ayuda mecánica para mantenerse con vida.
El legislador también indicó que los “sufrimientos insoportables” derivados de patologías incurables o irreversibles serán una causa válida para la solicitud. En oposición, Andrés Grezzi, del Partido Nacional, alertó sobre un “apuro desmesurado” y criticó el término “Muerte digna”; al que acusó de manipular la opinión pública.
La escena más polémica la protagonizó Gustavo Salle, de Identidad Soberana, al sacar un martillo y simular romper una copa para equiparar la eutanasia con la destrucción. Luego mostró la foto del médico nazi Karl Brandt y comparó el proyecto con los programas eugenésicos impulsados por el régimen de Hitler.