Las ciudades de León, Chinandega y Granada se llenan este 14 de agosto de color, pólvora, cantos y devoción en honor a la Virgen María, con la celebración de la tradicional Gritería Chiquita, una festividad religiosa que este año cumple 78 años de realizarse ininterrumpidamente.
Con altares adornados con flores, luces, papel de colores y música mariana, las familias nicaragüenses abren sus puertas para compartir dulces, frutas y comidas típicas con los devotos que recorren las calles al grito de: “¿Quién causa tanta alegría?”, a lo que el pueblo responde con entusiasmo: “¡La Asunción de María!”

Una tradición con raíces de fe y gratitud
Según el historiador Wilmor López, esta expresión de fe nació en León en el año 1947, como una gritería de penitencia, en agradecimiento a la Virgen María por la protección otorgada al pueblo durante una amenaza volcánica del Cerro Negro. “Fue una forma de enriquecer la vida espiritual del pueblo y expresar una acción de gracias a la Virgen”, explicó.
Desde entonces, la festividad se ha extendido a otros departamentos del país y se celebra cada 14 de agosto como antesala a la fiesta de la Asunción de María, que tiene lugar el 15 de agosto.
Más que tradición, una herencia viva
En León, cuna de esta tradición, las calles principales se llenan de fieles, mientras los altares reflejan la creatividad y la fe de sus habitantes. Chinandega y Granada no se quedan atrás, con barrios enteros organizando procesiones, misas y rezos que fortalecen la identidad católica y cultural de Nicaragua.
Para muchos, la Gritería Chiquita no solo representa una devoción mariana, sino también un momento de unión comunitaria, solidaridad y expresión popular de gratitud.
La Iglesia Católica, por su parte, ha acompañado la festividad con eucaristías y llamados a vivirla en paz, fe y recogimiento espiritual.