Cada 14 de agosto, la ciudad de León se llena de fervor mariano con la celebración de La Gritería Chiquita, también conocida como Gritería de Penitencia. Esta festividad religiosa honra a la Asunción de la Virgen María y conmemora un evento milagroso que marcó la historia de la ciudad.
La tradición nació en 1947, cuando el volcán Cerro Negro desató una violenta erupción que cubrió León con ceniza y arena, provocando el colapso de techos y poniendo en riesgo a la población. Ante la amenaza, el entonces obispo Isidro Augusto Oviedo y Reyes organizó una peregrinación y rogativa a la Virgen María, pidiendo el cese de la erupción. Sorprendentemente, la noche del 14 de agosto, la actividad volcánica cesó.
Desde entonces, los leoneses celebran esta fecha como un acto de agradecimiento y compromiso espiritual.
- Los feligreses recorren las calles visitando altares decorados en honor a la Virgen.
- Se entonan cantos tradicionales, los mismos que se usan en la Gritería Mayor del 7 de diciembre.
- Al grito de “¿Qué causa tanta alegría?”, se responde con entusiasmo: “¡La Asunción de María!”.
- Se reparten dulces típicos, medallas, estampas y rosarios como muestra de devoción.
- La danza de La Gigantona acompaña los recorridos por plazas y parques, añadiendo un toque folclórico a la celebración.
Aunque originalmente fue una celebración de penitencia, con el tiempo la Gritería Chiquita ha evolucionado. Los altares se han enriquecido con diseños modernos, y la festividad se ha extendido más allá de León, llegando incluso a comunidades nicaragüenses en el extranjero.