Jason Momoa, conocido por interpretar al intrépido rey de la Atlántida en Aquaman, confesó una experiencia cercana a la muerte que cambió por completo su vida. Hace 18 años, durante sus treinta y tantos, el actor se enfrentó a la fuerza implacable del océano en Maui, en un accidente que casi le cuesta la vida.
Momoa se unió a leyendas del surf como Dave Kalama, Joe Flanigan y Laird Hamilton para una agotadora sesión de paddle surf de 13 a 14 millas. Eligieron un tramo peligroso cerca de la rompiente conocida como «Tiburón», con olas que ese día alcanzaban los 10 pies de altura.
Cuando llevaba siete millas, la peor pesadilla se hizo realidad: su correa se rompió y su tabla desapareció. Atrapado en corrientes violentas y olas implacables, Jason Momoa estaba solo y exhausto. “Bastantes olas me dieron en la cabeza… ni siquiera me di cuenta de que estaba en el arrecife exterior”, relató. Sus pensamientos se dirigieron a su hija Lola, que apenas tenía tres meses.
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Jason Momoa casi se rinde al agotamiento: “Mi cuerpo se detuvo; ya no podía mover los brazos… mi mente se había muerto”, confesó. Por suerte, un roce de su pie contra el arrecife le dio equilibrio y le permitió mantener la cabeza fuera del agua, salvando su vida. Laird Hamilton se dio cuenta de la situación y lo ayudó, entregándole su tabla mientras ambos remaban de regreso a la orilla.
La experiencia lo marcó profundamente. Jason, que antes fumaba hasta tres paquetes de cigarrillos al día, decidió dejar el hábito inmediatamente después del accidente. “No podía seguir fumando… esa fue mi segunda oportunidad”, afirmó.nMomoa asegura que no se sintió solo; en sus momentos más oscuros, rezaba a sus abuelos y se imaginaba remando junto a él. Dieciocho años después, aquel episodio sigue siendo un recuerdo poderoso y un recordatorio de la fuerza y el peligro del océano.