En el calor vibrante de Nicaragua, pocas bebidas son tan refrescantes y queridas como el fresco de jamaica. Con su color rojo intenso, sabor ligeramente ácido y propiedades naturales, esta infusión se ha ganado un lugar especial en las mesas nicaragüenses, tanto en hogares como en comiderías populares.
¿Qué es la bebida de jamaica?
La bebida de jamaica se prepara a partir de los cálices secos de la flor de hibisco (Hibiscus sabdariffa), conocidos localmente como “flor de jamaica”. Al hervirlos en agua, se obtiene una infusión de color profundo y sabor característico, que luego se endulza y se sirve bien fría.
Aunque su origen se remonta a África y se popularizó en México y Centroamérica, en Nicaragua esta bebida ha sido adoptada con entusiasmo, convirtiéndose en una opción cotidiana para combatir el calor tropical.
Jamaica con toque nica
En Nicaragua, el fresco de jamaica suele prepararse con un toque especial:
- Se hierve la flor seca en abundante agua hasta que suelta todo su color y sabor.
- Se endulza con azúcar al gusto, aunque algunos prefieren miel o panela.
- En algunas regiones, se le agrega un chorrito de limón para realzar su acidez.
- Se sirve con hielo, a veces acompañado de trozos de fruta o hierbabuena.
Además de su sabor, se valora por sus beneficios: es diurética, rica en antioxidantes, y ayuda a la digestión.
Más que una bebida, una tradición
El fresco de jamaica es protagonista en almuerzos familiares, ferias gastronómicas y celebraciones populares. Su presencia es común en los mercados, donde se vende en bolsas plásticas o vasos grandes, y en los hogares, donde se prepara en jarras para compartir.
En tiempos de calor, es una bebida que no solo hidrata, sino que también conecta con la cultura del país: sencilla, natural y llena de sabor.