La naranja agria se consolida como un cultivo estratégico para pequeños y medianos productores en Nicaragua, al convertirse en una alternativa viable para diversificar las actividades agrícolas y fortalecer la economía familiar en zonas rurales.
Según datos del Ministerio Agropecuario (MAG), entre enero y mayo de este año se cosecharon más de 2.5 millones de unidades de naranja agria, gracias al esfuerzo de más de 1,700 familias productoras distribuidas principalmente en los departamentos de Managua y Masaya.
Este cítrico, tradicionalmente utilizado en la cocina nicaragüense por su sabor característico, no solo mantiene una fuerte presencia en los hogares del país, sino que también representa una oportunidad de desarrollo para emprendimientos locales. Su potencial como materia prima en la elaboración de productos con valor agregado, especialmente en los sectores de alimentos y bebidas, está atrayendo cada vez más la atención de emprendedores y cooperativas.
“El crecimiento de este cultivo demuestra que es posible innovar desde el campo. La naranja agria no solo genera ingresos directos, sino que también puede transformarse en productos como jugos, aderezos o conservas, con gran aceptación en el mercado nacional”, comentó un vocero del MAG.
Con el respaldo de instituciones como el MAG y la creciente demanda local, la naranja agria se perfila como una herramienta clave para impulsar la economía agrícola del país y promover una producción más sostenible e inclusiva.