El cacao orgánico de Nicaragua continúa ganando reconocimiento dentro y fuera del país gracias a su inconfundible aroma, alta calidad y exquisito sabor, consolidándose como un cultivo de alto valor para productores y emprendedores vinculados a la industria del chocolate.
Este auge ha motivado la diversificación de productos derivados del cacao, así como el desarrollo de estrategias para promover su consumo en los mercados nacional e internacional, posicionando a Nicaragua como un país competitivo en el sector del cacao fino y de aroma.
Actualmente, el país cuenta con varias zonas productivas clave, entre ellas Río San Juan, Jinotega, Matagalpa, Chinandega, Nueva Segovia, Carazo, Granada, Masaya, Rivas, Managua y la Región de la Costa Caribe Norte, donde se cultivan variedades criollas y adaptadas del cacao. Estas regiones, con condiciones climáticas y de suelo favorables, han logrado mantener una producción sostenible que responde a la demanda de consumidores exigentes.
El impulso al cacao orgánico no solo representa un avance en términos económicos y de exportación, sino que también contribuye al desarrollo de pequeños y medianos productores, así como a emprendimientos locales que elaboran chocolates artesanales, cosméticos naturales y otros productos con valor agregado.
Con el respaldo de cooperativas, organizaciones técnicas y políticas públicas orientadas al desarrollo agrícola sostenible, el cacao nicaragüense se perfila como una estrella de la agroindustria nacional, con gran potencial para seguir expandiéndose en los próximos años.