El multimillonario rompió públicamente con Donald Trump y exigió su destitución tras recibir amenazas de recorte presupuestario. El magnate propone que el vicepresidente J.D. Vance asuma el cargo.
Un episodio de confrontación sacude el núcleo del poder en Estados Unidos. El presidente Donald Trump amenazó con retirar subsidios y contratos estatales a las empresas del Elon Musk, quien reaccionó de forma inmediata proponiendo nada menos que el impeachment del mandatario.
La ruptura pública entre ambos se produce días después de que Musk presentara su renuncia al frente del Departamento de Eficacia Gubernamental de Estados Unidos (DOGE), una entidad clave en la estructura del Ejecutivo. En ese entonces aseguró que seguiría siendo asesor y aliado del presidente, el tono de sus declaraciones recientes demuestra todo lo contrario.
Esta semana, Musk calificó de «abominación» el nuevo proyecto de presupuesto impulsado por Trump, el cual recorta gastos federales, pero otorga amplias exenciones fiscales. El magnate considera que este plan anularía el trabajo realizado en el sector público y agravaría el déficit.
En respuesta, el mandatario republicano planteó públicamente la posibilidad de eliminar subsidios gubernamentales y contratos estatales vinculados a las empresas de Musk, una medida que, según dijo, generaría un ahorro millonario para el erario estadounidense.
La escalada no se detuvo ahí. Musk acusó directamente a Trump de obstruir la publicación de los documentos del caso Jeffrey Epstein, señalando que el contenido comprometería al propio jefe de la Casa Blanca. A esta grave acusación se sumó la declaración del magnate anunciando el desmantelamiento inmediato de la nave espacial Dragon de su empresa SpaceX.
En tono despectivo, Trump respondió:
«Elon se estaba quedando sin fuerzas, le pedí que se fuera, le quité la licencia de coche eléctrico que obligaba a todos a comprar coches eléctricos que ya nadie quería (¡sabía que lo haría desde hacía meses!), ¡y se volvió loco!»
Pese a esta declaración, el presidente aseguró no sentirse preocupado por los ataques del multimillonario, aunque el escenario evidencia una crisis institucional que trasciende lo personal.
Elon Musk cerró su serie de declaraciones proponiendo que Donald Trump sea reemplazado por el vicepresidente J.D. Vance, rompiendo así toda posibilidad de reconciliación con la actual administración.
Este enfrentamiento entre dos de los hombres más poderosos de Estados Unidos no solo refleja intereses encontrados entre el poder político y el poder económico, sino que expone públicamente las tensiones internas de una élite que empieza a mostrar signos de descomposición.
Con acusaciones cruzadas, amenazas de destitución y cuestionamientos éticos de alto calibre, el caso podría marcar un punto de quiebre en la estabilidad del aparato de poder estadounidense y en la confianza de sus aliados estratégicos.