Un equipo de científicos japoneses, liderado por Hiromi Sakai, de la Universidad Médica de Nara, logró un avance revolucionario al desarrollar un tipo de sangre artificial que puede utilizarse con pacientes de cualquier grupo sanguíneo. Según medios locales, este innovador producto promete transformar la medicina transfusional y la atención de emergencias; especialmente en contextos donde el acceso a sangre compatible es limitado.
Una de las ventajas más destacadas de esta sangre sintética es su capacidad de almacenamiento. A diferencia de los glóbulos rojos donados, que solo pueden conservarse refrigerados por un máximo de 42 días, esta nueva fórmula puede mantenerse hasta dos años a temperatura ambiente y hasta cinco años si se refrigera; lo que la convierte en una opción ideal para situaciones de emergencia, catástrofes naturales o conflictos armados. Los primeros ensayos clínicos comenzaron en 2022 con tres grupos de voluntarios varones sanos, de entre 20 y 50 años; quienes recibieron dosis crecientes de vesículas de hemoglobina, hasta 100 mililitros.
Aunque algunos participantes presentaron efectos secundarios leves, los resultados no arrojaron alteraciones importantes en los signos vitales, como la presión arterial. Debido a estos resultados positivos, el equipo intensificó las pruebas y, en marzo de 2025; comenzó a administrar entre 100 y 400 mililitros de la sangre artificial. Si los ensayos continúan sin complicaciones y se confirma la seguridad del producto, el siguiente paso será evaluar su eficacia terapéutica. El objetivo final es que los glóbulos rojos artificiales estén disponibles para su uso clínico a partir del año 2030. Este avance representa un paso significativo hacia una solución universal para transfusiones, con el potencial de salvar millones de vidas en todo el mundo.