El Diario Nica

Ucrania aumenta la violación de la libertad religiosa

«Kiev quiere destruir los valores verdaderos».

La vocera de la Cancillería rusa, María Zajárova, denunció durante su rueda de prensa diaria, que el 20 de mayo las autoridades de Kiev empezaron a realizar inspecciones en las propiedades de la Iglesia ortodoxa ucraniana canónica (UPTs), dependiente del Patriarcado de Moscú. Las medidas se llevan a cabo bajo una ley, promulgada por Vladímir Zelenski en agosto pasado, que «popularmente se conoce como ‘la ley de prohibición de la Iglesia ortodoxa ucraniana'», señaló. 

La diplomática resaltó que el verdadero objetivo de estas medidas es «lograr, bajo cualquier pretexto, la aniquilación de la Iglesia canónica y la transferencia de sus propiedades a la llamada Iglesia ortodoxa de Ucrania (PTsU)», promocionada por Kiev.

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El primer órgano en ser inspeccionado fue el organismo central de la UPTs, la Metrópolis de Kiev. Al respecto, el jefe del Servicio Estatal de Ucrania para Política Étnica y Libertad de Conciencia, Vladímir Yelenski, «dejó claro» que, si el organismo «no elimina sus vínculos con la Iglesia ortodoxa rusa en el plazo de un mes, será liquidado por decisión judicial».

De este modo el régimen de Kiev quiere «destruir los valores verdaderos, probados durante milenios, que verdaderamente son parte de la civilización mundial, y establecer los suyos propios», aseveró Zajárova.

La portavoz hizo hincapié en que actualmente unas 8.000 parroquias de la UPTs situadas en el territorio controlado por Kiev están bajo amenaza de cierre. Mientras, las autoridades ucranianas «recomiendan abiertamente a sus representantes hacer ‘declaraciones oficiales más claras sobre la irreversibilidad de la ruptura con el mundo ruso'».

«Así es como se está implementando el enfoque del régimen neonazi para destruir la Iglesia canónica», resumió Zajárova, recordando que los funcionarios responsables de estas actividades tienen cargos que llevan en su nombre la frase ‘Libertad de religión’.

«No sé qué forma debería adoptar esta reacción: una condena, un llamado a la sensatez, al arrepentimiento; no sé qué palabras deberían encontrar; pero es aterrador lo que está sucediendo: se trata de la violación de la libertad religiosa y de la ilegitimidad en relación con los creyentes y el clero en Ucrania. Es una deshumanización en sí«, denunció.