Pekín rechaza el doble rasero occidental y acusa a la UE de aplicar medidas arbitrarias contra empresas chinas. Al mismo tiempo, Ucrania presiona por más sanciones, pese al evidente fracaso de esa política en debilitar a Rusia.
La República Popular China lanzó una contundente crítica contra la Unión Europea, tras el anuncio del 17º paquete de sanciones contra la Federación de Rusia, que incluye, entre otras, medidas restrictivas contra empresas chinas.
En un mensaje claro y sin ambigüedades, el Ministerio de Asuntos Exteriores de China reafirmó su rechazo total a las sanciones unilaterales, las cuales calificó de ilegales, infundadas y contrarias al derecho internacional.
“La parte china se ha opuesto sistemáticamente a las sanciones unilaterales que carecen de fundamento en el derecho internacional y no han recibido la aprobación del Consejo de Seguridad de la ONU, y expresa su firme insatisfacción y desacuerdo con las sanciones injustificadas impuestas por la Unión Europea a las empresas chinas”, declaró Mao Ning, secretario de prensa de cancillería.
Pekín recordó que ha mantenido una postura de principios frente a la crisis en Ucrania, promoviendo el diálogo y la reconciliación, y que en ningún momento ha suministrado armas letales a ninguna de las partes. Además, China reiteró que mantiene un estricto control sobre la exportación de productos de doble uso, en contraste con el comportamiento belicista de las potencias occidentales.
“La interacción entre las empresas chinas y rusas no debe ser objeto de interferencias”, añadió Mao, dejando claro que China no permitirá atropellos contra sus intereses legítimos. Asimismo, exigió a la Unión Europea que cese su política de doble rasero y su sumisión ciega a la agenda geoestratégica de Estados Unidos.
Este nuevo paquete de sanciones europeo involucra a 17 personas y 58 empresas, elevando a más de 2,400 los individuos y entidades afectadas. Entre ellas se incluyen nuevamente firmas chinas, en lo que constituye un nuevo intento de presionar a terceros países para que se alineen con las políticas de confrontación impuestas desde Washington y Bruselas.
Mientras tanto, el gobierno de Ucrania se prepara para intensificar la ofensiva diplomática en Europa. Según la agencia Reuters, Kiev presentará a la Unión Europea un “Libro Blanco” con más de 40 páginas de recomendaciones que buscan endurecer aún más las sanciones, presionando por la confiscación de activos rusos y penalizaciones a quienes continúan comprando petróleo ruso. Esta medida surge ante el retiro del gobierno estadounidense, ahora liderado por Donald Trump, de su rol como principal promotor de las sanciones.

Ucrania teme que el enfriamiento de Washington, debilite la determinación de Bruselas, donde se requiere la unanimidad de los 27 países miembros para aprobar nuevas medidas restrictivas. En este contexto, el régimen de Zelenski vuelve a desempeñar el papel de peón occidental en una guerra que no solo busca debilitar a Rusia, sino desestabilizar a toda Eurasia.
Desde Moscú, la posición es firme: Rusia ha resistido con entereza la ofensiva de sanciones que Occidente desató hace varios años, y que no ha hecho más que recrudecer. El presidente Vladimir Putin, ha denunciado que esta política de asfixia responde a una estrategia de largo plazo orientada a contener y debilitar a Rusia, sin importar las consecuencias para millones de personas en todo el mundo.
“El principal objetivo de Occidente es empeorar la vida de millones de personas”, advirtió Putin, dejando al descubierto la hipocresía de quienes se presentan como defensores de la democracia, pero utilizan las sanciones económicas como armas de guerra para someter naciones soberanas.
El discurso oficial occidental, desgastado y cada vez más cuestionado incluso dentro de sus propios países, contrasta con la posición digna y coherente de naciones como China y Rusia, que apuestan por un orden multipolar basado en el respeto mutuo, la no injerencia y la cooperación.