Después de más de tres décadas en prisión por el asesinato de sus padres, los hermanos Erik y Lyle Menéndez han recibido un sorpresivo giro en su destino legal: un tribunal de Los Ángeles resolvió que podrán optar a la libertad condicional.
La decisión, emitida el pasado 13 de mayo, modifica las sentencias originales que los condenaban a cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional. Ahora, los hermanos enfrentan penas de entre 50 años y cadena perpetua, lo que les abre la puerta a solicitar su excarcelación en el futuro.
Erik y Lyle Menéndez fueron condenados en 1996 por el brutal asesinato de sus padres, José y Mary Louise «Kitty» Menéndez, en un caso que conmocionó a la opinión pública estadounidense y fue ampliamente cubierto por los medios. El crimen, que tuvo lugar en 1989 en Beverly Hills, desató un debate nacional sobre violencia familiar, abuso y justicia.
El nuevo fallo permite que ambos hermanos, ahora en sus 50 años de edad, puedan comparecer ante una junta de libertad condicional para evaluar su eventual liberación, aunque no se ha establecido una fecha concreta para ello.
La resolución judicial representa un cambio significativo en un caso que durante décadas ha estado rodeado de controversias, apelaciones y renovado interés mediático, especialmente tras la difusión de documentales y producciones que han vuelto a poner el caso en el centro del debate público.