Xi Jinping reafirma que América Latina y el Caribe son parte fundamental de la construcción de un mundo multipolar, justo y solidario
En el marco de la IV Reunión Ministerial del Foro China-CELAC, el presidente de la República Popular China, Xi Jinping, pronunció una intervención contundente que reafirma la voluntad de los pueblos del Sur Global de caminar unidos, hombro a hombro, en la defensa de su soberanía, el desarrollo compartido y la paz.
El mandatario chino destacó que el Foro China-CELAC, creado hace diez años, ha pasado «de un plantón tierno a un árbol erguido», gracias a los esfuerzos sostenidos de ambos bloques. Xi Jinping recordó que la relación entre China y América Latina tiene raíces profundas, desde los intercambios del siglo XVI hasta la solidaridad concreta de las últimas décadas.
“Tan temprano como en el siglo XVI, las naos de China, cargadas de amistad, emprendieron una tras otra sus viajes entre ambas orillas del Pacífico”, evocó, subrayando que el vínculo entre China y la región no es nuevo ni coyuntural, sino histórico y firme.
Xi repasó episodios emblemáticos de solidaridad, como el respaldo del pueblo chino a la lucha de Panamá por su canal, el apoyo al reclamo de las 200 millas de soberanía marítima en los 70s, y el voto sostenido contra el bloqueo de Estados Unidos a Cuba en la ONU. «Hemos colaborado con estrecha sinergia… China apoya firmemente a los países de la región a seguir el camino de desarrollo acorde con sus realidades nacionales», sentenció el mandatario.
Desde una posición firme y antihegemónica, Xi Jinping reafirmó que no hay ganadores en guerras comerciales ni en imposiciones unilaterales: «Practicar conductas intimidatorias y prepotentes no sirve sino para aislarse a sí mismo».
Frente a ese modelo de imposición, China propone la cooperación, el respeto mutuo y la construcción conjunta. Más de 200 proyectos infraestructurales se han concretado entre China y América Latina, con millones de empleos generados. Los tratados de libre comercio con países como Chile, Perú, Costa Rica, Ecuador y Nicaragua son muestra de una asociación concreta y creciente.
«El volumen comercial entre China y la región superó los 500 mil millones de dólares el año pasado, más de 40 veces el valor al comienzo del siglo», detalló Xi, demostrando que la relación no solo es diplomática, sino profundamente económica y social.
El presidente chino también destacó el respaldo brindado por su país ante la pandemia de COVID-19, con el envío de más de 300 millones de dosis de vacunas y equipos médicos, así como la presencia de brigadas de expertos en salud.
«China y ALC ya somos una comunidad de futuro compartido… con el trato en pie de igualdad como su carácter definitorio y el bienestar para los pueblos como su propósito fundamental», afirmó.
De cara al futuro, Xi Jinping presentó cinco programas de acción conjunta:
Programa de la Solidaridad: Fortalecer los lazos políticos, el apoyo mutuo en foros internacionales, y el respeto a los intereses vitales de cada pueblo.
Programa del Desarrollo: Impulsar la Franja y la Ruta de alta calidad, proteger el multilateralismo comercial y promover nuevas inversiones por 66 mil millones de yuanes.
Programa de las Civilizaciones: Diálogo y cooperación cultural, defensa del patrimonio histórico, intercambio de saberes y combate al tráfico ilegal de bienes culturales.
Programa de la Paz: Respaldo a la Proclama de ALC como Zona de Paz, y cooperación en seguridad, ciberdefensa y lucha contra amenazas transnacionales.
Programa de los Pueblos: Más becas, formaciones, programas culturales, televisivos y educativos, incluyendo la enseñanza del idioma chino y exenciones de visas.
«No importa cómo cambie la situación internacional, China siempre será un buen amigo y un buen socio de los países de ALC», cerró Xi Jinping citando un verso chino: «La felicidad auténtica radica en la comprensión mutua», y un proverbio latinoamericano: «Quien tiene un amigo, tiene un tesoro».
La declaración del líder chino deja clara la visión de una nueva arquitectura mundial basada en la cooperación entre iguales, sin chantajes ni condiciones. China no busca subordinar, sino construir. Frente a la amenaza del unilateralismo y la imposición, se levanta un nuevo paradigma donde América Latina y el Caribe no solo tienen un lugar, sino un papel protagónico.