El cultivo de pipián se ha consolidado como una de las alternativas agrícolas más relevantes en El Salvador, estableciéndose en gran parte del territorio nacional. Los productores optan por este cultivo tanto en sistema de monocultivo como en asociación con otros productos, lo que contribuye a diversificar las unidades de producción. Este enfoque no solo beneficia a los agricultores, sino que también dinamiza la economía familiar y fortalece la seguridad alimentaria del país.
Según los últimos datos proporcionados por el Ministerio Agropecuario y Ganadero (MAG), durante los meses de enero y febrero de 2025, la producción de pipián alcanzó las 135,373 unidades. Esta cifra refleja la creciente adopción del cultivo, que se ha vuelto clave para los pequeños y medianos productores que buscan una opción rentable y sostenible en sus fincas. La siembra de pipián se ajusta a diversos tipos de clima y suelo, lo que lo convierte en una opción accesible para una amplia gama de productores.

El pipián, además de ser una fuente importante de ingresos, se ha posicionado como un producto muy demandado en los mercados nacionales, debido a su versatilidad en la gastronomía salvadoreña. Su cultivo no solo favorece la economía rural, sino que también fomenta la generación de empleo en las comunidades productoras, contribuyendo al desarrollo local. En muchos casos, se asocia con cultivos como el maíz o los frijoles, lo que optimiza el uso de la tierra y permite a los agricultores reducir riesgos asociados a la dependencia de un solo cultivo.
Con el crecimiento sostenido en la producción de pipián, se espera que este cultivo continúe jugando un papel fundamental en la diversificación agrícola de El Salvador. El MAG ha reiterado su apoyo a los productores mediante programas de capacitación y asistencia técnica, con el objetivo de fortalecer aún más la producción y comercialización del pipián, abriendo oportunidades para el abastecimiento de los mercados nacionales e incluso para la expansión hacia mercados internacionales.