Escrito por: César Mairena
En esta sección de análisis, hemos abordado anteriormente, la posibilidad de una futura guerra proxy que surgiría una vez finalizado el conflicto entre Ucrania y Rusia, y este sería en contra de China, utilizando los EEUU, a Japón, Sur Corea, Australia y Filipinas, con la excusa del caso de la isla de Taiwán, para desgastar, debilitar y perjudicar al principal contrincante comercial, económico, militar y tecnológico de Washington, Pekín.

Al respecto, la República Popular de China, ha sido contundente respondiendo a través del vocero del Ministerio de Asuntos Exteriores, Lin Jian, quien expresó: “Si lo que (Estados Unidos) quiere es la guerra, ya sea una guerra arancelaria, una guerra comercial o cualquier otro tipo de guerra, estamos dispuestos a luchar hasta el final”.
El conflicto armado entre Ucrania y Rusia (que estalló el 24 de febrero del año 2022), ha sido la justificación que ha utilizado la ultra derecha japonesa, para armar fuertemente al ejército nipón, señalando que el contexto de guerras proxy ha cambiado la dinámica de los conflictos armados y que la isla del sol naciente, debe prepararse y armarse adecuadamente para ese tipo de escenario.

Como hemos visto, para el 11 de marzo del presente año, ya se está negociando una tregua entre Ucrania y Rusia, con la mediación de EEUU, pero la verdad es que Europa, continuará apoyando a Ucrania, no solo facilitándole misiles y armas también entregándole recursos que se han confiscado a Rusia, para seguir comprándole armamento a EEUU, el mayor fabricante de armas de occidente. Es decir, Europa (con la excusa de su seguridad continental) sustituirá a EEUU como facilitador de recursos económicos, propagandísticos y militares para Ucrania.
El conflicto continuará en ese frente, lamentablemente, mientras EEUU hipócritamente se presenta ante la opinión pública mundial, como un “serio mediador que busca la paz”, y continúa obteniendo ganancias jugosas en su industria armamentística producto de dicho conflicto.
Como prueba de dicha sustitución, Reino Unido transfirió recientemente a Ucrania activos rusos congelados, por un monto de 970 millones de dólares.

Ucrania informó que recibió de parte de Reino Unido, la cantidad de 752 millones de libras (Equivalentes a 970 millones de dólares) en el marco de la iniciativa del llamado G7.
Denis Shmigal, primer ministro de Ucrania, confirmó en Telegram la transferencia y expresó que los fondos se destinarán al fortalecimiento de las capacidades de defensa del país.
Shmigal también manifestó su confianza de que sigan llegando al país todos los activos que Rusia mantiene en otras partes del mundo y que “sean confiscados y transferidos en beneficio de nuestro Estado”.
Pero, ironías de la vida, ante este robo descarado (una confiscación clara y pura en la que los capitalistas norteamericanos y europeos milagrosamente están de acuerdo) un miembro de la Unión Europea (Bélgica) advirtió sobre las posibles implicaciones de utilizar los activos congelados de Rusia, argumentando que la medida podría generar complicaciones en el sistema financiero internacional. Según Euroclear, empresa encargada de compensación y liquidación de valores, el monto total de pagos bloqueados y reembolsos adeudados a entidades sancionadas, llegaban a la suma de 173,000 millones de euros de activos rusos.
En pocas palabras, al igual que las sanciones norteamericanas y europeas contra Rusia, han sido contraproducentes para sus propias industrias y empresas (afectando al fabricante norteamericano de aviones Boeing) y (afectando a los gigantes automovilísticos alemanes BMW, Audi y Mercedes Benz), este robo descarado tendría consecuencias para Inglaterra, y así lo expresó Rusia, en palabras del presidente de la Duma Estatal, Viacheslav Volodin, quien criticó esta entrega de recursos en los siguientes términos “dañará la confianza en el sistema financiero británico para siempre, porque lo ocurrido destruye el principio de inviolabilidad de la propiedad en el que se basa todo el sistema financiero mundial”.
Además, Volodin señaló que Rusia tiene la capacidad de responder con medidas similares, incluyendo la confiscación de bienes y propiedades británicas en su territorio.

En este segundo escenario de conflicto en el océano pacífico por las islas Kuriles, los principales actores que intervendrían son Rusia y Japón. Ambos países -por si usted no lo sabía amiga y amigo lector- aún están en guerra, porque no han suscrito un tratado de paz desde la Segunda Guerra Mundial, en estricto derecho.
Las islas Kuriles están situadas entre la isla japonesa de Hokkaido, al sur, y la península de Kamchatka, separando el mar de Ojotsk del Océano Pacífico. Políticamente, pertenecen a la Federación Rusa. Esta situación viene explicada por la historia de la región, donde el avance de los imperios ruso y japonés chocó en las islas. Por el tratado de Shimoda (1855) entre Rusia y Japón se estableció la frontera entre las islas de Iturup y Urup; pero posteriormente en el tratado de San Petersburgo de 1875, Rusia cedía todas las Kuriles a cambio de los derechos japoneses sobre la isla de Sajalín. Tras la Segunda Guerra Mundial, con la derrota de Japón, la Unión Soviética ocupó todas las islas de acuerdo con el tratado de San Francisco. No obstante, Japón las denomina Territorios del Norte y las considera propias, ya que desde el punto de vista nipón, en el tratado de San Francisco, Japón devolvía territorios que antes habían pertenecido a Rusia, pero las cuatro islas más meridionales, Kunashir, Shikotan, Iturup y Habomai nunca antes habían sido rusas.
Las Islas Kuriles no tienen grandes riquezas naturales como petróleo, oro o minerales de tierras raras, pero si un gran potencial de pesca y una extraordinaria posición geopolítica y estratégica, como se demostró en la segunda guerra mundial.
Su valor geopolítico y estratégico, radica en que estas islas tienen una posición defensiva, al controlar el acceso al mar de Ojotsk, donde tiene su base los submarinos rusos de disuasión nuclear. Por otro lado, ofensivo, al dar acceso sin restricciones al Pacífico a la flota rusa. En este sentido, el Gobierno ruso ha procedido a aumentar y modernizar los efectivos desplegados en las islas Kuriles, en especial los sistemas antiaéreos y antibuque. Las islas en cuestión, son actualmente territorio ruso.
Para mayo del 2024, Rusia prohibió el acceso a embarcaciones no rusas a las aguas cercanas a las islas Kuriles (conocidas en Japón como Territorios del Norte) actualmente ocupadas por Rusia, pero reclamadas por Japón.

Tokio, el año pasado, interpretó la medida como parte de una serie de amenazas de Moscú tras celebrarse una alianza de seguridad entre Estados Unidos y Japón.
A inicios del año 2024, el presidente ruso, Vladimir Putin expresó que visitaría las islas Kuriles, poniendo freno a las esperanzas de negociaciones sobre ese territorio entre rusos y japoneses.
Posteriormente al inicio del conflicto entre Ucrania y Rusia (en febrero del 2022) se suspendieron las negociaciones entre Japón y Rusia por un tratado de paz, también se suspendieron las actividades económicas previamente acordadas y visitas sin visado a las islas para ciudadanos japoneses.
Japón actualmente es un aliado de Ucrania en el conflicto en contra de Rusia, pues le suministró a Ucrania el sistema de defensa aérea Patriot, en el 2023 y en ese mismo año, Fumio Kishida, primer ministro japonés, visitó territorio ucraniano como muestra de solidaridad, además de prometer 4,500 millones de dólares en ayuda a Ucrania.
En el contexto de Guerras Proxy, cualquier excusa es buena para desestabilizar el océano pacífico.
En el actual contexto multipolar, EEUU, no tiene la capacidad de invadir o enfrentarse directamente a un adversario militar como China o Rusia, por eso hace uso de escenarios proxy, con la intervención de terceros países, para afectar a estos dos adversarios económicos, comerciales y militares. A continuación, detallamos algunas conclusiones al respecto:
- EL CONFLICTO POR LAS ISLAS KURILES MATA DOS PÁJAROS DE UN TIRO. Pues EEUU al estallar un conflicto armado, en esa zona del océano pacífico, seguiría intentando desestabilizar y debilitar directamente a Rusia (como lo ha intentado desde el conflicto de Ucrania que aún perdura) y afectaría indirectamente a China, el principal aliado de Rusia en la región y el mayor contrincante comercial, financiero y militar de Washington.
- AL IGUAL QUE TAIWÁN, UN CONFLICTO POR LAS ISLAS KURILES, JUSTIFICARÍA UNA ACTIVACIÓN EXPANSIONISTA DE LA DENOMINADA “OTAN DEL PACÍFICO” A FAVOR DE EEUU. Aunque no intervendría directamente EEUU, se beneficiaría doblemente porque por un lado podría vender armas para dicha guerra a Japón, Australia, Taiwán y Filipinas (como se las va a vender a Europa para mantener vivo el conflicto entre Ucrania y Rusia) y lograría desestabilizar la región afectando a Rusia y a China.
- LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN PRO NORTEAMERICANOS, CREARÁN CAMPAÑAS SUCIAS EN CONTRA DE RUSIA, POR LAS ISLAS KURILES, JUSTIFICANDO EL ARMAMENTISMO Y BELICISMO JAPONÉS. Al igual que hicieron en el conflicto de Ucrania, señalando a Rusia de invasora, una estrategia mediática igual se podría implementar (a través de noticias falsas y falsos positivos), para justificar una incursión armada japonesa en esas islas en conflicto, ante la opinión pública mundial.
- ARMAR A JAPÓN, LO CONVIERTE EN UNA FICHA MUY UTIL, EN EL TABLERO PROXY DE EEUU. Japón sería un comodín que serviría a los intereses desestabilizadores norteamericanos en la región, tanto en contra de China (usando de excusa a Taiwán) como en contra de Rusia (usando de excusa a las islas Kuriles).
- DESESTABILIZAR ESA REGIÓN, DE PARTE DE EEUU, REFORZARÁ LA ALIANZA ESTRATÉGICA ENTRE CHINA Y RUSIA. Al igual que han sido contraproducentes para EEUU, las sanciones económicas, comerciales, financieras y hasta tecnológicas en contra de Rusia y China, en el ámbito geo estratégico y militar, también será contra producente para EEUU, pues el 3 de marzo del presente año, arrancaron los ejercicios navales “Cinturón de Seguridad-2025”, que se llevan a cabo cerca del puerto iraní de Chabahar, son los quintos juegos navales que Irán, China y Rusia realizan desde 2019, según los medios estatales chinos. Es decir, en lugar de debilitar la alianza entre Rusia y China, los movimientos geopolíticos en un contexto de guerra proxy de EEUU, fortalecen la alianza de ambos países en contra de EEUU.