Enclavado en las verdes montañas de Matagalpa, Selva Negra se destaca como uno de los hoteles de montaña más antiguos y encantadores de Nicaragua.
Desde su fundación en 1975 por Eddy Khul y su esposa Mausi, este oasis ecológico se ha convertido en un destino preferido tanto por turistas nacionales como extranjeros, gracias a su combinación única de sostenibilidad y belleza natural.
Lo primero que se percibe al llegar a Selva Negra es el aire fresco y aromático, impregnado del olor a pino, roble y café recién hecho. Este refugio ofrece a los visitantes una experiencia en contacto directo con la naturaleza, en un ambiente sereno y rejuvenecedor. Su compromiso con la autosostenibilidad es evidente en cada rincón, desde las prácticas agrícolas hasta las instalaciones del hotel.
Selva Negra no solo es un lugar para relajarse, sino también un ejemplo de cómo convivir armoniosamente con el medio ambiente. Las actividades disponibles, como caminatas por senderos ecológicos, observación de aves y tours por las plantaciones de café, permiten a los visitantes sumergirse en el ecosistema local y aprender sobre las prácticas sostenibles que hacen de este lugar algo especial.
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El clima fresco y nebuloso de Selva Negra es el aliado perfecto para quienes buscan un escape de la rutina citadina. Aquí, las temperaturas agradables y el paisaje envolvente invitan a pasar el día explorando o simplemente disfrutando de un momento de paz en compañía de seres queridos.
Ubicado a solo 140 kilómetros de Managua, Selva Negra es fácilmente accesible para quienes deseen escapar del bullicio de la capital. Este destino, en el corazón de Matagalpa, ofrece una escapada perfecta para parejas, familias y amantes de la naturaleza que desean reconectar con lo esencial.
Selva Negra sigue siendo un testimonio vivo del amor por la naturaleza y la dedicación a la sostenibilidad. Una visita a este encantador hotel de montaña es una oportunidad para disfrutar de la tranquilidad y belleza de Nicaragua, mientras se apoya un modelo de turismo responsable.