La quinta ronda de negociación del salario mínimo en Nicaragua, realizada este jueves, no logró cerrar un acuerdo definitivo sobre el ajuste salarial para el año 2025. En esta importante reunión, que reunió a representantes de sectores sindicales, empresariales y autoridades del Ministerio del Trabajo, las partes involucradas continuaron discutiendo sobre el reajuste que se busca aprobar, pero aún persisten divergencias que impiden llegar a un consenso.
El salario mínimo es un tema clave para los trabajadores nicaragüenses, especialmente en un contexto económico caracterizado por inflación, aumento de costos y desafíos de crecimiento. La negociación tiene como objetivo encontrar un equilibrio entre la capacidad económica del país y las necesidades de los trabajadores, garantizando un salario que sea justo y acorde con las condiciones actuales.
Pedro Ortega, dirigente sindical de la Central Sandinista de Trabajadores (CST), señaló que durante esta sesión de negociación, aún no se presentó un indicador definitivo sobre el crecimiento económico de Nicaragua para el 2024. Aunque el Banco Central de Nicaragua (BCN) proporcionó un dato preliminar que indica un crecimiento del 1.5% para el mes de noviembre de 2024, las autoridades del BCN no ofrecieron un panorama claro del indicador económico completo que sería utilizado como base para definir el aumento salarial.

“En esta quinta ronda, lamentablemente, aún no pudimos conocer el indicador económico que se utilizará para el ajuste salarial, aunque se nos compartió un dato preliminar que señala un crecimiento de un 1.5% en noviembre del 2024. Este dato es relevante, pero aún falta la información completa que nos permita tomar decisiones más informadas”, comentó Ortega.
En la mesa de negociación participaron representantes de los sectores sindicales, los empresarios y el Ministerio del Trabajo, quienes trabajan en conjunto para ajustar el salario mínimo de acuerdo con las condiciones económicas del país. Durante la reunión, los representantes de los empresarios expresaron su preocupación sobre el impacto que un ajuste salarial podría tener en la competitividad de las empresas, especialmente en tiempos de incertidumbre económica global.
Por otro lado, los sindicatos han insistido en la necesidad de un aumento salarial que refleje la realidad inflacionaria y el costo de vida de los trabajadores, particularmente en un contexto donde los precios de los productos básicos y los servicios continúan aumentando. Los sindicatos han pedido un ajuste que permita a los trabajadores mantener su poder adquisitivo y cubrir las necesidades esenciales.
A pesar de que aún no se ha llegado a un acuerdo definitivo, las partes han acordado un plazo hasta el 1 de marzo de 2025 para llegar a un consenso y aprobar el salario mínimo para el próximo año. Este plazo es crucial, ya que permite que tanto los trabajadores como los empleadores tengan claridad sobre el salario que regirá durante el próximo ciclo laboral, lo que a su vez afectará las condiciones de vida de los trabajadores y la sostenibilidad de las empresas.
Uno de los principales desafíos de esta negociación es encontrar un punto de equilibrio entre las necesidades sociales de los trabajadores y las realidades económicas de las empresas. Los sindicatos insisten en que el salario mínimo debe ajustarse a la inflación y a los costos básicos de vida, mientras que los empresarios argumentan que un aumento excesivo podría afectar la competitividad y aumentar los costos operativos, lo que podría desencadenar consecuencias negativas para el empleo.
Otro punto de discusión es el crecimiento económico del país. Aunque el dato preliminar proporcionado por el BCN muestra un crecimiento moderado para el último trimestre de 2024, los detalles completos de este indicador y cómo se proyecta que se mantenga en el 2025 aún no se han definido claramente, lo que genera incertidumbre sobre cuál será el ajuste final.
Desde la Central Sandinista de Trabajadores (CST) y otros gremios sindicales, se ha planteado la necesidad de un ajuste acorde con las condiciones de vida de los trabajadores, especialmente aquellos con salarios bajos. En este sentido, los sindicatos han propuesto un reajuste progresivo que contemple no solo el aumento por inflación, sino también un ajuste que considere el desempeño de la economía nacional.
El dirigente sindical Pedro Ortega enfatizó que, si bien los avances han sido lentos, se mantiene la expectativa de llegar a un acuerdo favorable para los trabajadores. “Aunque las negociaciones no han sido fáciles, seguimos luchando por un salario que permita a los trabajadores vivir con dignidad y que se ajuste a la realidad económica del país. Es fundamental que el salario mínimo refleje el esfuerzo que los trabajadores han hecho durante estos años difíciles”, afirmó Ortega.
Con el plazo establecido hasta el 1 de marzo, las partes involucradas continuarán discutiendo y trabajando en las próximas rondas de negociación para encontrar un acuerdo que beneficie a todos los sectores. Los trabajadores esperan que el gobierno y los empresarios tomen en cuenta no solo las cifras económicas, sino también el impacto social que tiene un ajuste salarial adecuado en la vida de las familias nicaragüenses.
La próxima sesión de negociaciones está prevista para la siguiente semana, donde se espera que las autoridades del BCN presenten datos más completos sobre el crecimiento económico y otros indicadores relevantes que puedan guiar la toma de decisiones.
La quinta ronda de negociación del salario mínimo aún no ha logrado cerrar un acuerdo final, pero las partes involucradas continúan trabajando para encontrar un punto de equilibrio que permita aprobar un reajuste salarial justo para el año 2025. Con el plazo hasta el 1 de marzo, la expectativa es que en las próximas semanas se logre un acuerdo que satisfaga tanto las necesidades de los trabajadores como las condiciones económicas del país, asegurando así un salario que sea sostenible y justo para todos los nicaragüenses.