Ambas fábricas logran un avance clave para el desarrollo de los coches de 2025.
Es un trámite que no debería alterar la esencia de una temporada de Fórmula 1. Pero, como en todo, cuanto antes se haga, antes se supera. De cara a 2025, con el inicio en Albert Park tras las presentaciones en el O2 de Londres y los test en Baréin, dos escuderías clave en la lucha por el título han dado el primer paso. Red Bull, campeón con Max Verstappen, y Ferrari, subcampeón de constructores con la mediática dupla Charles Leclerc y Lewis Hamilton, ya han superado su crash test obligatorio.
Las pruebas de choque son un procedimiento de seguridad esencial que determina si el chasis de un equipo es apto para la competición. Incluyen evaluaciones de integridad del morro, impacto frontal, choque lateral, pruebas en la parte trasera del monocasco (además de un test dinámico) y la columna de dirección. El objetivo es claro: evitar deformaciones en la estructura, garantizar la seguridad de los pilotos y facilitar su evacuación en caso de un impacto.
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Aunque rutinarias, estas pruebas son fundamentales, ya que sin su aprobación el desarrollo del monoplaza se detiene. En 2025 cobran aún más importancia, ya que los equipos deben optimizar sus últimos diseños antes de la gran revolución de 2026. Se espera que el desarrollo siga la tendencia del final de 2024, donde tres equipos destacaron: McLaren, Ferrari y Red Bull. Dos de ellos ya avanzan con su monoplaza de 2025, mientras que Red Bull, el vigente campeón con Verstappen, lo hará ligeramente más tarde, según informó RacingNews.
Estas pruebas también pueden generar complicaciones. Red Bull lo vivió con el RB20, que comenzó 2024 como un cohete y terminó algunas carreras como el cuarto coche en ritmo. Sus primeros crash test fueron un calvario, debido a un enfoque arriesgado en la parte frontal del diseño. Ahora, el salto al RB21 cobra aún más relevancia, ya que será el primer monoplaza sin Adrian Newey como ejecutor directo. Aunque el equipo seguirá sus conceptos, el ingeniero más laureado de la historia ahora trabaja en Aston Martin.
En la escudería de British Racing Green, la mayor influencia de Newey llegará en 2026, cuando el motor Honda será el eje del proyecto. Para 2025, su impacto será menor, ya que se incorporará con la temporada ya en marcha o poco antes. Además, será el último Fórmula 1 de Aston Martin desarrollado en un túnel de viento externo. Hasta ahora han utilizado el de Mercedes, pero el coche de 2026 nacerá en el vanguardista edificio 3 de su Campus Tecnológico en Silverstone.