El departamento de Rivas, en el sur de Nicaragua, es reconocido por ser el motor de la producción nacional de plátano. Aporta aproximadamente el 70% del total de la cosecha en el país, con la isla de Ometepe desempeñando un papel crucial al concentrar alrededor del 60% de esta importante producción agrícola.
La siembra de plátano en esta región ha sido una tradición que ha perdurado durante generaciones, consolidándose como una de las principales fuentes de empleo y sustento para miles de familias nicaragüenses. Gracias a la fertilidad de sus tierras y a un clima propicio, los platanales se extienden por vastas áreas de Rivas, especialmente en Ometepe, una isla que, además de ser un atractivo turístico, es ahora un gigante en la producción de este fruto.

Durante el año 2024, Nicaragua logró exportar más de 11 millones de kilogramos de plátano, de los cuales un notable 88% fue destinado al mercado extranjero. Esta cifra refleja el crecimiento y la consolidación del sector agrícola del país en términos internacionales. Los principales destinos de exportación incluyen Estados Unidos, Costa Rica y varios países de Europa, quienes demandan cada vez más este producto debido a su calidad y sabor.
Sin embargo, el mercado nacional también juega un papel relevante en la distribución del plátano producido. El 12% restante abasteció los mercados locales, asegurando que las necesidades internas estuvieran cubiertas, aunque la gran mayoría de la producción se orientó hacia la exportación.
Miguel Villareal, un comerciante de plátano proveniente de Potosí, nos comparte su experiencia sobre el estado actual de la cosecha: “Ya esto es lo último que hay de la cosecha 2024. Yo soy de Potosí y vengo a comprar plátano aquí para venderlo en Managua. Gracias a Dios, la producción ha estado buena”. Villareal, al igual que otros comerciantes, juega un rol fundamental en la distribución tanto local como internacional, trasladando la fruta de las zonas productoras a los mercados nacionales e internacionales.
La producción de plátano en Rivas no solo tiene un impacto económico en la región, sino que también genera empleo directo e indirecto en comunidades de la isla de Ometepe y los alrededores. Desde los agricultores que cosechan los plátanos hasta los trabajadores que colaboran en el proceso de empaque y transporte, el plátano es, sin duda, uno de los pilares de la economía local.

A pesar de las adversidades climáticas y los desafíos propios del sector agrícola, los productores de plátano en Rivas continúan demostrando una gran capacidad de adaptación y resiliencia. Con la cosecha de 2024 aún vigente, el panorama es optimista, aunque los productores ya miran hacia el futuro con la esperanza de continuar con una producción sostenible y exportaciones que sigan aumentando.
Para el futuro, se espera que la industria del plátano siga creciendo, no solo en términos de volumen de producción, sino también en calidad. Los agricultores de la región están cada vez más interesados en mejorar sus prácticas agrícolas mediante el uso de tecnologías innovadoras y sostenibles que les permitan optimizar la producción y enfrentar los retos del cambio climático.
El reto para las autoridades y los productores será garantizar que la cadena de suministro se mantenga eficiente, para que la fruta llegue a tiempo tanto a los mercados nacionales como internacionales. Además, se espera que los productores de plátano sigan recibiendo apoyo en términos de financiamiento y formación, lo que podría permitirles acceder a nuevos mercados y mejorar aún más la calidad de la fruta.
Con el respaldo de la comunidad local y el potencial de expansión, el plátano de Rivas y Ometepe seguirá siendo un referente para la agricultura nicaragüense, tanto dentro del país como en el resto del mundo.