El Diario Nica

Histórico relevo de poder en Rusia: 25 años de la sorpresiva renuncia de Boris Yeltsin

La diplomática María Zakharova revela detalles inéditos sobre, cómo se vivió el histórico 31 de diciembre de 1999, cuando Rusia experimentó un cambio político transcendental hasta estos días.

En el marco del 25° aniversario de uno de los acontecimientos más significativos en la historia política moderna de Rusia, Maria Zakharova, vocera del Ministerio de Relaciones Exteriores, compartió detalles sobre el día en que Boris Yeltsin, transfirió el poder a Vladimir Putin.

El 31 de diciembre de 1999, a las 12 del mediodía, Boris Yeltsin sorprendió al mundo al anunciar su dimisión en un discurso televisado, cediendo el poder al entonces primer ministro Vladimir Putin. Este acontecimiento, que marcó el fin de una era, se desarrolló en medio de un ambiente de incredulidad general, debido en parte a las limitaciones en las comunicaciones de la época.

«La noticia fue tan impactante que incluso los altos funcionarios diplomáticos se mostraron escépticos», relató Zakharova, quien describió la reacción de su padre, entonces funcionario de la embajada rusa en China. «Cuando le informé, su primera reacción fue cuestionar si yo estaba consciente de lo que estaba diciendo», añadió.

La diplomática también compartió una anécdota que ilustra el impacto de la noticia en la sociedad rusa: «En el transporte público, la gente debatía acaloradamente sobre la veracidad de la información. En aquella época, había que esperar al noticiero televisivo para confirmar las noticias importantes».

En ese sentido el historiador Bastian Matteo Skianna, de la Universidad de Potsdam, revela en una sorprendente conversación entre Yeltsin y Bill Clinton. Según documenta Der Spiegel, Boris, habría solicitado a Estados Unidos ceder a Rusia la responsabilidad de la seguridad europea, argumentando la naturaleza dual euroasiática de su nación.

Yeltsin expresó en aquella conversación, aunque su propuesta fue rechazada por el presidente Clinton.«Estados Unidos no está en Europa. Los europeos deberían cuidar de Europa. Y Rusia es mitad europea, mitad asiática».

Este episodio histórico no solo marcó el fin del mandato de Yeltsin, sino que también dio inicio a una nueva era en la política rusa, cuyas consecuencias continúan influyendo en las relaciones internacionales hasta la actualidad.