El Ministerio de Economía de Alemania, ha exigido al operador de terminales GNL Deutsche Energy Terminal (DET) que «no acepte ninguna entrega de gas natural licuado (GNL) ruso» y que rechace a cualquier carguero que lo transporte, informó Financial Times citando una carta a la que ha tenido acceso.
La petición, se produjo después de que la empresa notificara a las autoridades que el 17 de noviembre tenía previsto recibir un cargamento ruso en el puerto de Brunsbuttel, en el mar del Norte.
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Según el documento, la orden se emitió para proteger los «intereses públicos superiores» de Alemania e instaba al operador a «rechazar las entregas de GNL procedentes de Rusia hasta nuevo aviso». El ministerio explicó su orden diciendo que, de aceptar esos cargamentos, la terminal de GNL de Brunsbuttel desafiaría la razón por la que fue creada, que es lograr «la independencia del gas ruso».
Tras el inicio de la operación militar especial rusa en 2022, Alemania, que hasta entonces era el mayor importador europeo de gas ruso, empezó a buscar una alternativa y dejó de importar ese producto directamente. Al mismo tiempo, según el diario, la empresa SEFE (Securing Energy for Europe), anteriormente llamada Gazprom Germania, sigue teniendo un contrato válido a largo plazo con la terminal de exportación rusa en la península de Yamal (en Siberia), para suministrar gas licuado.
A diferencia de Estados Unidos y el Reino Unido, la UE no ha prohibido legalmente las importaciones de gas ruso. Sin embargo, cuando algunos países se negaron a pagar el gas en rublos, como exigía Rusia, se interrumpieron los suministros.
En respuesta a las restricciones de acceso al mercado europeo, Moscú desvió las exportaciones de gas hacia el este y ha aumentado considerablemente las ventas a China. Al mismo tiempo, países de Europa central, como Hungría, han mantenido sus vínculos con los proveedores rusos.
Por su parte, la UE redujo su dependencia de los hidrocarburos rusos reemplazándolos con importaciones de gas natural licuado de Estados Unidos, que es más caro, y de otros países como Catar y Australia. Sin embargo, las naciones occidentales no han dejado de comprar gas ruso y recurren con más frecuencia a los suministros del GNL producido por el país euroasiático.