Una semana después de las catastróficas inundaciones que dejaron más de 200 muertos en parte de la provincia española de Valencia, a las labores de búsqueda de desaparecidos y de limpieza y reconstrucción de los municipios devastados, se une la preocupación por la salubridad de la población afectada.
Los habitantes de pueblos como Paiporta (conocido como la ‘zona cero’, por ser el más afectado), Picanya, Sedaví, Alfafar, Massanassa o Catarroja, todos ellos cercanos a la ciudad de Valencia, se enfrentan a un buen número de carencias: necesitan agua, alimentos y todo tipo de productos básicos, incluidos los de limpieza. Muchos continúan sin electricidad ni acceso a las telecomunicaciones, mientras que las vías de acceso siguen dañadas en muchos casos y el servicio ferroviario tardará semanas en restablecerse.
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Precisamente, los problemas relacionados con la afectación de las redes de agua sanitaria y con los cortes de luz están detrás de gran parte de los riesgos sanitarios que las autoridades pretenden atajar.
El Ministerio de Sanidad, se ha alertado del riesgo de consumir agua o alimentos contaminados durante las labores de limpieza de las poblaciones afectadas, que podrían dar lugar a procesos infecciosos como gastroenteritis o neumonía.
Las inundaciones y la falta de electricidad, han dañado la comida que se guardaba en frigoríficos y congeladores, tanto en los domicilios particulares como en negocios, por lo que se hace mucho hincapié en la precaución y en evitar su consumo.
Una de las mayores preocupaciones es la posible proliferación del tétanos, una infección del sistema nervioso causada por una bacteria llamada Clostridium tetani, que puede ser mortal. Penetra en el organismo a través de una herida.
Este patógeno suele encontrarse en metales oxidados, pero también en el suelo, tierra o heces, por lo que existe el riesgo de infección durante las labores de desescombro y de limpieza viaria.
El presidente de la Comunidad Valenciana, Carlos Mazón, instó a los vecinos de las zonas afectadas, así como a los voluntarios, a vacunarse contra el tétanos en caso de sufrir algún tipo de herida o rasguño, por lo que ya se ha iniciado una campaña de vacunación en la zona.
Muchas redes sanitarias en la zona fueron destruidas por la DANA, lo que provocó que el suministro de agua para el consumo se mezclara con las residuales, lo que puede dar lugar a la diseminación de todo tipo de patógenos.
Además, la proliferación de aguas estancadas también podría dar lugar al aumento de las poblaciones de mosquitos y de enfermedades trasmitidas por estos insectos, como el virus del Nilo. El frío podría reducir el riesgo, pero la zona tiene clima muy benigno con altas temperaturas, pese al otoño.
Otros peligros higiénicos sanitarios son la posible presencia de residuos químicos en el caso de que las riadas arrastraran sustancias de industrias de la zona, ya que las mismas podrían contaminar el agua y causar infecciones cutáneas, entre otras patologías.
Además, persiste el riesgo por la materia orgánica que todavía permanece en las calles de los municipios dañados, desde basura hasta cadáveres de animales. Es justo allí donde crecen bacterias y hongos que pueden ser perjudiciales para la salud.
Las autoridades, recomiendan a las personas con problemas de salud, sobre todo aquellas de índole respiratorio o inmunodeprimidos, así como menores o mujeres embarazadas, que no participen en las labores de limpieza.
Del mismo modo, se debe emplear ropa que cubra piernas y brazos, así como guantes, mascarilla y protección para los ojos, además de utilizar jabón o geles hidroalcohólicos, en su defecto, cuando se retiran los guantes y especialmente antes de ingerir alimentos.
También, se recomienda desechar los alimentos que hayan estado en contacto con el agua de las inundaciones, ventilar los interiores de edificios y prestar especial atención para eliminar el moho que pueda haberse desarrollado en su interior.