El Diario Nica

Diriá honra a los difuntos con la tradición del «Atol de Ánimas»

Atol de Ánimas / WEB

A 40 km de la ciudad capital, en el municipio de Diriá, departamento de Granada, se encuentra una tradición única en el mundo: “El Atol de Ánimas”, una  bebida cuya tradición data de tres siglos.

El  maíz, elemento a partir del cual se dio la creación del ser humano por mano divina, según nuestros ancestros, conserva un papel fundamental en la tierra de cacique Diriangén; esta vez, como base para la elaboración de esta bebida que une a las familias dirialeñas y las conecta con sus seres queridos que han trascendido hacia el más allá.

Durante todo el mes de octubre, las familias de este municipio elaboran este delicioso atol para compartirlo con amigos y vecinos. Tal es el caso de la señora Sebastiana López Acuña, más conocida como “Chanita”, quien lleva más de 30 años elaborando y compartiendo esta bebida en Diriá.

Doña Chanita comparte que el atol se elabora a partir de pujagua, una variedad de maíz morado, canela, clavo de olor, atado de dulce y azúcar.

El proceso de elaboración inicia desde dos días antes con la limpieza y remojo del maíz, para luego pasar por el molino y, finalmente, empezar a colar esta masa ya mezclada con agua, llevándola luego al fuego por dos o tres horas, agregando el dulce, el azúcar, las especias y un puntito de sal.

“Este atol es diferente a los de otras variedades de maíz, por su color y por su sabor, que es agridulce. Yo ayudaba a mi abuelita a realizarlo, hoy mi nieta me ayuda a mí y pienso seguirlo haciendo hasta que Dios me preste vida y mi hija siga la tradición”, expresó muy emocionada doña Chanita.

Atol de Ánimas / WEB

El profesor Narciso Arévalo compartió que esta tradición data de más de 300 años, siendo impreciso quién la inició, con la visita de dos imágenes: una pintada a mano y otra tallada en madera.

Para la llegada de las imágenes a cada hogar, se preparaba el atol, el cual era servido en jícaras que se prestaban de casa en casa, donde se organizaba el rezo y la repartición de esta bebida.

“Esta tradición solo en Diriá la tenemos. Hay otros países que tienen la tradición de recordar a los difuntos, pero son pocos días. Nosotros lo hacemos durante todo octubre y elaboramos este atol, compartiéndolo con la población como una promesa, rogando por el descanso de nuestros difuntos. Ellos no se han ido; ellos están aquí con nosotros y viven en nuestros corazones. Esta entrega de atol, el cariño con el que se hace y se les recuerda, nos mantiene unidos a ellos más allá de la muerte”, expresó Arévalo.

Según la tradición católica, el purgatorio es un estado intermedio de purificación para alcanzar el cielo, por lo que, después de la muerte, se cree que muchas almas experimentan este estado de sufrimiento temporal. De ahí que la tradición cristiana ore por las almas de los difuntos, para que lleguen al paraíso.