En Nicaragua, la devoción a la Virgen María, particularmente durante la festividad de la Inmaculada Concepción o “La Purísima”, es una de las tradiciones más importantes del país.
Este festejo, que tiene lugar el 7 de diciembre, se celebra con cantos, rezos y, por supuesto, la famosa «Gritería», donde los fieles recorren las calles exclamando «¿Quién causa tanta alegría?» a lo que se responde: «¡La Concepción de María!». En esta festividad, es costumbre repartir dulces y alimentos típicos como parte de las ofrendas y agradecimientos a la Virgen.
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Entre los dulces que se reparten en «La Purísima» y otras celebraciones marianas en Nicaragua, destacan:
Ayote en miel: Uno de los dulces más emblemáticos, hecho con ayote (una especie de calabaza), cocido en un jarabe espeso de dulce de rapadura (panela) y especias como canela y clavo. Este postre es tradicionalmente nicaragüense y representa la unión de lo simple y lo sagrado en las festividades religiosas.
Cajeta de leche: Un dulce popular que se prepara con leche, azúcar y a veces coco rallado. Las cajetas son pequeñas golosinas que suelen servirse en papel encerado o envueltas en hojas de maíz, y son parte de la tradición de compartir con amigos y vecinos durante la «Gritería».
Perrerreque: Un tipo de pastelito de maíz dulce cocido en horno de barro, que se endulza con azúcar o miel de caña. Es un acompañante perfecto para el café y, aunque es simple, tiene un sabor único que lo hace especial en estas celebraciones.
Rosquillas: Hechas de maíz y queso, las rosquillas nicaragüenses tienen una textura crujiente y se ofrecen como una muestra de gratitud en las festividades de la Virgen. Aunque no son dulces como tal, su presencia en los altares y en las ofrendas es muy común.
Gofio: Un dulce tradicional a base de maíz tostado y molido, mezclado con miel o azúcar. Se forman pequeñas bolitas que se envuelven en papel de colores, siendo uno de los más esperados por los niños durante «La Gritería».
Cajeta de coco: Este dulce está hecho de coco rallado, cocido con azúcar o rapadura, hasta formar una masa consistente y caramelizada. Se corta en pequeños rectángulos o se forma en bolitas que se distribuyen como parte de la tradición.
Los dulces no solo representan una parte importante de la gastronomía nicaragüense, sino que son un símbolo de generosidad, fe y agradecimiento. Durante «La Purísima», los hogares que levantan altares en honor a la Virgen reparten estos dulces como ofrenda a los visitantes y como muestra de devoción. Esta costumbre, que se ha mantenido viva a lo largo de los siglos, refuerza la unión comunitaria y la tradición de compartir lo mejor de la cocina local como una forma de rendir homenaje a la Virgen María.