Varios estudios sugieren una posible relación con el cáncer. La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria indica que el riesgo surge con el glicidol, un subproducto generado al calentar el aceite de palma a más de 200 grados, un proceso poco común.
El aceite de palma es uno de los ingredientes más utilizados a nivel mundial, presente en numerosos productos de uso diario. Sin embargo, está rodeado de mitos sobre sus efectos en la salud y su cultivo es una de las principales causas de deforestación.
¿Qué es el aceite de palma?
Este aceite vegetal se extrae de los frutos de la palma africana de aceite (‘Elaeis guineensis’). El 85 % proviene de Indonesia y Malasia, aunque otros 42 países, como Papúa Nueva Guinea, Tailandia, Brasil, Colombia y varios de África Occidental, también lo producen, según WWF.
¿Dónde se encuentra?
El aceite de palma es muy versátil y se usa en productos alimenticios, cosméticos, de limpieza y hasta en biocombustibles.
¿Por qué se usa tan frecuentemente?
El aceite de palma tiene una textura suave y cremosa que facilita mezclar ingredientes de distintas consistencias, además de ser inodoro, insípido e incoloro, por lo que no altera el olor, sabor o apariencia de los productos. Mantiene sus propiedades a altas temperaturas, lo que lo hace ideal para cocinar y freír. También es resistente a la oxidación, actuando como conservante natural y prolongando la vida útil de los productos que lo contienen.
El aceite de palma no solo es versátil, sino que su cultivo es muy eficiente. La palma aceitera produce grandes cantidades de óleo en pequeñas áreas de tierra durante casi todo el año, lo que la convierte en un cultivo atractivo para agricultores y pequeños propietarios, quienes obtienen ingresos constantes, según la Mesa Redonda sobre Aceite de Palma Sostenible (RSPO). En comparación, cultivos como el girasol, la colza y la soja tienen rendimientos mucho menores, lo que requeriría más tierra para obtener la misma cantidad de aceite.
Problemas del cultivo
A pesar de su eficiencia, el cultivo de palma aceitera es una de las principales causas de deforestación en algunos de los bosques más biodiversos del mundo, destruyendo el hábitat de especies como el orangután, el elefante pigmeo de Borneo y el rinoceronte de Sumatra. La deforestación también contribuye al cambio climático al aumentar la emisión de gases de efecto invernadero.
En países como Indonesia, los incendios forestales están vinculados al cultivo de palma. Según el Servicio de Investigación del Parlamento Europeo, cerca del 20% de estos incendios están relacionados directamente con la producción de aceite de palma.
Además, en varios lugares se han reportado casos de explotación laboral y trabajo infantil en la industria.
Beneficios y riesgos del aceite de palma
En cantidades moderadas, el aceite de palma es beneficioso ya que es rico en vitaminas A y E. Además, su producción genera empleo para millones de personas en Indonesia y Malasia, contribuyendo a reducir la pobreza y mejorar la infraestructura rural, según la RSPO.
Sin embargo, también contiene altos niveles de ácidos grasos saturados, como el palmítico. La OMS advierte que un consumo excesivo de grasas saturadas aumenta el riesgo de enfermedades cardiovasculares, aunque el riesgo se reduce con un consumo moderado y una dieta equilibrada.
En cuanto a su relación con el cáncer, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria señala que el riesgo se asocia al glicidol, un subproducto generado al calentar el aceite de palma a más de 200 grados, un proceso poco frecuente. Además, un estudio del Instituto de Investigación Biomédica de Barcelona mostró que dietas ricas en ácido palmítico pueden favorecer la expansión de ciertos tipos de cáncer en ratones, mientras que el ácido oleico (aceite de oliva) o linoleico (linaza) no presentaron el mismo efecto.
Soluciones para un aceite de palma sostenible
La Mesa Redonda sobre Aceite de Palma Sostenible (RSPO), creada en 2004, promueve normas de producción responsables para minimizar el impacto ambiental y social del cultivo de palma. La RSPO incentiva a las empresas a adoptar políticas para eliminar la deforestación, utilizar aceite certificado y ser transparentes en su cadena de suministro.
Por su parte, WWF colabora con gobiernos para asegurar que las leyes nacionales promuevan la producción libre de deforestación y explotación laboral. La certificación RSPO garantiza que las plantaciones sostenibles tienen un impacto ambiental positivo.