La estrella de los Lakers se alista para cumplir el sueño de jugar junto a Bronny.
LeBron James está a punto de cumplir uno de los mayores sueños de su vida. Hace años lo expresó claramente: «Mantendré mi carrera en la NBA hasta que pueda jugar con mi hijo». Ese anhelo se hará realidad en la próxima temporada, que comienza en octubre, cuando Bronny James, hijo de ‘The King’, forme parte de la plantilla de los Lakers.
Independientemente de la discusión sobre si Bronny merece, por su talento, una oportunidad en los Lakers o si su presencia será beneficiosa para el equipo de púrpura y oro, algo que el tiempo revelará, el componente ‘romántico’ de ver a padre e hijo compartiendo cancha, vestuario, derrotas y victorias será uno de los aspectos más destacados de la temporada. Sin embargo, antes es necesario preparar el camino, especialmente ahora que se aproxima la pretemporada, la primera en la NBA para Bronny.
Es evidente que, especialmente al principio, cada palabra y gesto entre LeBron y Bronny serán examinados con lupa por todos. Más allá de las canastas de Bronny, lo que padre e hijo se digan en la cancha, y cómo lo digan, será casi más relevante. Por eso, LeBron quiere dejar claras algunas reglas.
La leyenda de los Lakers ha establecido ciertas condiciones para su hijo en un reciente episodio del podcast *The Shop*. LeBron está preparando el terreno para una convivencia lo más saludable posible dentro del vestuario y la cancha, y ha dejado claro que la relación padre-hijo debe seguir unas normas en el entorno laboral:
«No puede llamarme Papá en el trabajo. Una vez que terminemos el entrenamiento y salgamos del pabellón, puedo volver a ser Papá en el coche, si vamos juntos a casa. Pero en la pista, tendrá que llamarme de otra manera, como ‘2-3’, ‘Bron’, o incluso ‘GOAT’ si lo prefiere», comentó LeBron, mezclando seriedad y humor.
En el programa, LeBron explicó que todo esto tiene como objetivo crear un ambiente profesional en torno al equipo y a todo lo relacionado con los Lakers, para mantener el enfoque en los roles de cada uno en su trabajo y evitar la complejidad de la dinámica familiar. En este sentido, LeBron comentó: «Para mí es fácil, porque lo he llamado ‘Bronny’ desde hace mucho tiempo. No es como si siempre le hubiera dicho ‘¡oye, hijo!’. Así que, para mí, no es un cambio difícil. Será él quien tenga que adaptarse».
LeBron también enfatizó lo que Bronny debe evitar: «No podemos estar corriendo por la cancha y que él esté gritando: ‘¡Papá, pásame el balón! ¡Papá, estoy libre! ¡Papá, vamos!’ No, eso no funcionaría».