El presidente de Rusia, Vladimir Putin, ha firmado un decreto que permite a ciudadanos extranjeros y apátridas solicitar la residencia temporal en el país si comparten los «valores espirituales y morales tradicionales rusos». Esta medida busca atraer a personas que se alineen con la visión cultural y moral promovida por el gobierno ruso.
El decreto establece que aquellos que se opongan a la “agenda ideológica neoliberal destructiva” en sus países de origen pueden buscar “apoyo humanitario” de las autoridades rusas solicitando un permiso de residencia temporal. Los solicitantes no necesitarán demostrar dominio del idioma ruso ni conocimiento de la historia y leyes del país.
Según el decreto, los “valores tradicionales rusos” incluyen la vida, la dignidad, los derechos humanos y las libertades, el patriotismo, la ciudadanía, el servicio a la patria y la responsabilidad por su destino. También se destacan ideales como una familia fuerte, el trabajo creativo, la prioridad de lo espiritual sobre lo material, el humanismo, la misericordia, la justicia, el colectivismo, la ayuda mutua y el respeto recíproco.
Las autoridades rusas han buscado atraer a occidentales conservadores al país, posicionando a Rusia como un contrapunto a lo que describen como un Occidente moralmente decadente. Esta política ha generado diversas reacciones a nivel internacional, con algunos críticos argumentando que es una estrategia para fortalecer la influencia cultural y política de Rusia.
El Ministerio de Asuntos Exteriores y el Gobierno ruso tienen la tarea de crear una lista de países que Moscú considera que siguen una “agenda neoliberal destructiva” en un plazo de 30 días. Las personas que soliciten el estatus de residencia temporal bajo este nuevo plan humanitario podrán obtener la residencia sin necesidad de superar pruebas de idioma o conocimiento de la historia rusa.
Este decreto podría tener un impacto significativo en la demografía y la política migratoria de Rusia. Al facilitar la residencia a aquellos que comparten sus valores tradicionales, Rusia busca consolidar una base de apoyo cultural y moral que refuerce su identidad nacional.