Bellingham abre el camino para un brillante Vinicius, mientras Mbappé tarda 68 minutos en marcar su primer gol con el Real Madrid. Atalanta domina medio partido, pero sucumbe ante el talento blanco.
La primera Copa ya está en casa. El Real Madrid venció al campeón de la Europa League con la contundencia de un equipo lleno de opciones ofensivas imponentes, tal como se esperaba. Kylian Mbappé celebró su debut con la camiseta blanca anotando su primer gol, aunque quienes realmente brillaron fueron Vinicius, imparable, y un extraordinario Bellingham, capaz de llevar sobre sus hombros el juego del Madrid. La ‘BMV’ ha llegado. Prepárense, porque la temporada promete ser emocionante.
Jude Bellingham fue la solución a un problema que se intuía pero que se hizo evidente en la primera mitad. Para llegar a un segundo tiempo brillante, fue necesario recorrer un camino incierto. Ver a Mbappé con la camiseta blanca desde el calentamiento parecía casi irreal. Tanto había soñado el madridismo con esa imagen que, de repente, se encontraron extrañando a Kroos. Sin embargo, al ver a un rubio con el número 8 en la espalda, no se notó demasiado la ausencia. Era Valverde, formando un doble pivote con Tchouaméni que no logró imponer su peso. Sorprendió el primer balón largo de Courtois hacia los extremos, y el segundo también, pero al tercero ya no pareció un accidente, sino un plan. Con tanto talento ofensivo, resultaba desconcertante no saber cómo hacerles llegar el balón en condiciones óptimas. En el minuto 11, Ancelotti habló con Bellingham. A los 20 minutos, Vinicius bajó para colaborar en la creación del juego. A los 35, hasta Mbappé se ofreció para dar salida al balón. Era el día en que Tchouaméni debía guiar la salida del Madrid, pero la tarea le pesó más de lo esperado.
Existe una tendencia a subestimar a los rivales, algo común en el fútbol. Y eso que la Atalanta ya había sorprendido a Europa hace pocos meses al eliminar al Liverpool y al casi invencible Leverkusen, con un equipo casi idéntico. Un conjunto atrevido, presionante, con futbolistas de buen pie como Ederson o De Ketelaere, y con un puñal como Lookman. En la primera mitad, la Atalanta dio la impresión de ser un equipo sólido y más cuajado, aunque tampoco generó muchas ocasiones. La más clara fue un desvío de Militao que colocó el balón en la escuadra de Courtois. Poco bagaje para haber controlado el ritmo del partido.
También está la certeza de que el Madrid es capaz de aplastar a cualquier equipo con un solo golpe. En un primer tiempo sin demasiado fútbol, Vinicius acudió al rescate con tres balones extraordinarios. En el primero, entendió perfectamente el desmarque de ruptura de Mbappé, una buena señal. En el segundo, leyó de maravilla el movimiento de Bellingham a su espalda, al estilo de Kroos. Y en el tercero, justo antes del descanso, controló en la frontal del área, donde muchos se complicarían, y sirvió un pase exterior exquisito que Rodrygo estrelló en el travesaño. Fue la ocasión más clara del Madrid para cerrar la primera mitad con ventaja.
Ancelotti pronto puso a calentar a Modric, Güler y Brahim, pero, fiel a su estilo prudente, medita bien los cambios. En medio de ese proceso, llegó el susto de Pasalic, quien estuvo cerca de marcar el 0-1 con un cabezazo cruzado hacia la escuadra. Courtois, con una mano cambiada, lo evitó con una parada milagrosa, el primero de la temporada. Tras el descanso, el Madrid volvió al campo más partido, pero también más valiente. Tchouaméni se incrustó entre los centrales, y Bellingham se activó como el arquitecto del juego. Clic. Y todo empezó a funcionar. El inglés recordó al jugador de hace un año, mejorando cada jugada. Participó en la construcción del 1-0 tras un robo de Mendy y apertura hacia la izquierda. Allí recibió Vinicius, que vale cada centavo de su cláusula. Con un quiebro, dejó atrás a su defensor en un abrir y cerrar de ojos. Mantuvo la calma y asistió al área para que Valverde culminara la jugada.
El 1-0 desató al Madrid, que estuvo cerca de golear en diez minutos. Bellingham le sirvió un pase perfecto a Vinicius, quien se quedó mano a mano con el portero, pero Musso lo detuvo, al igual que en el córner siguiente tras un remate peligroso del propio Bellingham. El inglés, con un control orientado, creó otra buena ocasión, pero Musso volvió a resolver. Sin embargo, el arquero transalpino no pudo hacer nada en la siguiente jugada, que comenzó con un gran robo de Rodrygo. El balón llegó a Vinicius, quien se excedió en su pase al área, pero Bellingham lo rescató y sirvió al lugar exacto donde Mbappé esperaba, listo para poner la guinda a su debut madridista. Colocó el balón en la escuadra con potencia, como si fuera algo rutinario. El 2-0 sentenció el primer título de la temporada, a pesar de la orgullosa reacción de la Atalanta. Militao incluso sacó un balón bajo palos, pero ya era evidente que el destino de la Supercopa estaba decidido. Modric entró al campo, un lujo en cada toque, para disfrutar de más minutos que Brahim, Ceballos, Lucas o Güler. El Madrid impuso su lógica y conquistó el primer trofeo de la temporada con una pegada descomunal. Esto no ha hecho más que empezar.