El serbio se impone en la Philippe Chatrier de Roland Garros por 6-1 y 6-4 en un partido en el que Rafa llegó a soñar con la remontada tras igualar un 4-0 en el segundo set.
Rafa Nadal y Novak Djokovic han puesto hoy un probable broche de oro a su legendaria rivalidad con su duelo de segunda ronda en los Juegos Olímpicos de París, en el que se impuso el serbio por 6-1, 6-4, en una hora y 43 minutos.
18 años después del primero de sus 59 partidos -con 30 victorias para el serbio y 29 para el español-, que curiosamente se disputó en esta misma pista, ligada para siempre a la leyenda del tenista balear, Rafa y Nole han jugado un encuentro cargado de simbolismo y nostalgia, entre el cielo y la tierra ocre parisina.
Aquella primera batalla acabó con la retirada del serbio tras dos sets iniciales que Nadal había dominado por sendos 6-4. Fue en los cuartos de final de Roland Garros 2006 y tenían 20 y 19 años. El resto es historia con mayúsculas del mejor tenis.
Luego llegarían nueve partidos más en la tierra mágica de París, con siete victorias para el español y dos para el serbio, en 2015 y 2021. En ningún otro lugar se han enfrentado tantas veces. De hecho, en el resto de los grandes torneos solo se han visto las caras ocho veces.
Quizás por eso era un hermoso guiño del destino este prematuro duelo en dieciseisavos de final del torneo olímpico, un encuentro que estuvo en el aire varios días debido a las molestias físicas en el muslo derecho de Rafa, que incluso suspendió un entrenamiento con Alexander Zverev el pasado jueves.
Además, su participación en el torneo de dobles junto a Carlos Alcaraz tampoco invitaba a un sobreesfuerzo, ya que, de avanzar en el cuadro individual, tendría que disputar varios partidos en días consecutivos. A pesar de todo, Nadal salió hoy a la Philippe Chatrier para honrar su legado, el de un tenista que nunca ha dado una bola por perdida y siempre ha respetado a sus rivales.
Un partido tal como se había previsto
El partido en sí era un Everest para el español, que ya no está en condiciones de escalar cumbres tan imponentes como la que representa el número 2 mundial. La sensación era esa y el desarrollo de los acontecimientos lo confirmó.
Nole consiguió un primer break en el segundo juego y, en un abrir y cerrar de ojos, estableció un 3-0 que ya pesaba como una losa sobre las anchas espaldas de Rafa. El público que abarrotaba la Philippe Chatrier, sin duda, estaba con el español —los gritos de «Rafa, Rafa» se sucedían—, pero el serbio no daba oportunidad para la réplica.
Una segunda rotura del serbio hacía temer el temido ‘rosco’, algo que Djokovic nunca había logrado ante Nadal, quien sí había conseguido sendos 6-0 frente a su rival de hoy, en la final del Masters de Italia 2019 y en la de Roland Garros 2020.
La Chatrier observaba algo incrédula, incluso con un respetuoso silencio entre murmullos, la paliza que estaba sufriendo su ídolo, que tiró de orgullo para evitar el ‘rosco’ con un buen sexto juego. El 6-1 del primer set, en 39 minutos en los que Rafa cometió hasta 21 errores, diez de ellos no forzados, no dejaba lugar a dudas sobre el momento tenístico de uno y otro.
Desde el principio, la segunda manga siguió un guion demasiado previsible y ciertamente doloroso para las huestes españolas presentes en la Chatrier, con Nole ganando por 4-0 en 24 minutos de tenis efectivo y, en ocasiones, preciosista.
Nadal incendia la Chatrier
Nadal sacó fuerzas de flaqueza para evitar de nuevo el ‘rosco’ y luego logró un celebradísima break en el sexto juego que abrió una pequeña puerta a la épica. La emoción creció aún más al ganar de nuevo su saque con suficiencia e igualar el marcador del parcial con una segunda rotura del servicio del serbio. En esos momentos, la Chatrier, deseosa de ver más tenis, se convirtió en una caldera.
Novak apagaba el incendio con una exquisita dejada y un quinto break que le permitía finalmente sacar para cerrar el duelo, llevándose la mano a la oreja y ganándose los consiguientes silbidos de parte de la grada. El respeto y el cariño, como se sabe, también se ganan con la actitud desplegada en la pista.
El 6-1, 6-4 final deja claro que Nole ha venido a París a sacarse su espinita olímpica, y que Rafa jugó un partido que sabía que no podía ganar, porque su respeto por el tenis es aún mayor que la imponente estatua que honra su figura a la entrada de Roland Garros.
La deuda pendiente de Djokovic
Para Djokovic, estos Juegos podrían ser casi con toda seguridad su última oportunidad de lograr un oro olímpico. En un país con un marcado acento nacionalista como Serbia, el historial de Nole defendiendo su bandera es francamente exiguo.
Apenas una Copa Davis (2010) y un bronce olímpico (2008). Nadal, en cambio, tiene cinco Davis y dos oros en los Juegos. Su ‘deuda’ con España, por decirlo así, está más que saldada. A pesar de ello, quiere ganar un tercer oro junto a Carlitos. Un título que se hablaría casi de forma reverencial con el paso de los años.
Novak lo sabe y se ha tomado muy en serio esta cita parisina, hasta el punto de renunciar al dobles para centrar sus esfuerzos en el individual, en el que tiene a Zverev y, sobre todo, a Alcaraz como grandes rivales en el horizonte. Por lo visto hoy, tiene argumentos de sobra para pelear el título, pero Alcaraz ya le dejó fuera en Wimbledon. Veremos.