Desde el bronce de ‘Pirri’ en Pekín 2008, no ha habido podio nacional en los Juegos Olímpicos. Carlos Llavador cayó en octavos de final en florete, mientras que Lucía Martín-Portugués perdió en su primera ronda en sable.
En la ciudad de los Mosqueteros y en un escenario tan imponente como el Grand Palais, transformado para acoger la esgrima y el taekwondo durante los Juegos, Lucía Martín-Portugués y Carlos Llavador eran hoy los encargados de buscar la segunda medalla para la esgrima. española tras la de José Luis Abajo, ‘Pirri’, en Pekín 2008. Desde aquella cita no había dos tiradores españoles en unos Juegos Olímpicos. Precisamente ‘Pirri’, como actual presidente de la Federación Española de Esgrima, estaba en las gradas junto a la Princesa Leonor y la Infanta Sofía, acompañados, entre otros, de Alejandro Blanco. Sin embargo, España tendrá que esperar a Los Ángeles para volver a soñar. ‘Llava’ cayó en octavos y Lucía
No había mejor escenario que el Grand Palais para seguir escribiendo la historia de la esgrima nacional. Construido para la Exposición Universal de París de 1900, gracias a la más avanzada técnica arquitectónica de la época, su cubierta de cristal y su maravillosa nave con más de 6.000 toneladas de acero lo hacen único. Una nave que este lunes estaba prácticamente llena.
Con ese palmarés, había opciones de soñar con la primera medalla femenina española en la esgrima. Enfrente, la húngara Anna Marton, campeona mundial de sable por equipos en 2023 tras superar una rotura del cruzado de la rodilla izquierda. Una tiradora de enorme calidad cuyo ranking, afectada por la lesión, no se correspondía con su verdadero nivel ya la que Martín-Portugués nunca había logrado vencer. En el primer asalto, parecía que podría ser el día, estuvo muy igualado ya veces Lucía iba por delante en el marcador. Pero ya en el segundo, la húngara se mostró más agresiva y obligó a la madrileña a recular en varias
Se la veía incómoda en la pista. Lucía necesita sentir que lleva la iniciativa para crecerse y hoy, a rebufo, no fue ella. «Daba igual lo que intentase hacer porque siempre me mataba. He tirado fatal», decía Martín-Portugués entre lágrimas tras caer 15-8. Estaba destrozada. Tenía la mirada perdida y no paraba de repetir: «¡Qué vergüenza, qué vergüenza!». Y silencio de nuevo. No había palabras posibles de consuelo por mucho que los presentes lo intentansen. «Caer en primera ronda y venía a por medalla, es que esto no merece la pena», se lamentaba. Y la tiradora, que también es dentista, recordaba que su eliminación le haría perder la beca después de tanto.
Y lo logré. «Sí, me he quitado la espinita. El público que hay aquí no lo hay en ninguna competición de esgrima. Tener la oportunidad de salir ante 5.000 personas es bonito. Estoy contento por disfrutarlo, que es lo que quería», dijo tras imponerse en el tablón de 32 al coreano Taegyu Ha, número 19 del mundo y que, curiosamente, se apuntó a la esgrima para perder peso. El español, que empezó con 8 años a practicar este deporte en el colegio y lo compaginó con el hockey hasta los 13, dejó muy buenas sensaciones en su regreso a un escenario olímpico.
En las graduadas le jaleaban sus padres, sus dos hermanos -él es el mayor- y su novia María Mariño, también tiradora. Todos llevaban una camiseta blanca con el nombre de Llava y un dibujo de él con el casco. «Les escuchaba desde abajo porque, además, les dije que se trajesen la vuvuzela porque si a la vez estaba tirando un francés no se iba a oír», desveló entre risas.
La lucha fue tan igualada entre ambos que cada tocado era casi como una victoria. Ninguno de los dos conseguía desmarcarse de su rival con una ventaja cómoda. Lo máximo era una diferencia de dos tocados. ‘Llava’ y el coreano se plantaron con un 13-13 en el marcador y ahí el español supo jugar bien sus cartas. Se la jugó en el 14, provocando que su oponente atacara. Arriesgó y logró el tocado. «Quería irme con la valentía de haberlo probado», confesó después. Y en el 15, consiguió arrinconarle y no le dejó salir de ahí. Saltó para celebrarlo él y también ‘Pirri’ en la grada.
En octavos, el madrileño se midió al egipcio Mohamed Hamza, número 3 del mundo y zurdo. En su tercera
Llavador comenzó por debajo en el marcador. El egipcio, que maneja muy bien el asalto en el centro de la pista, dominó en los compases iniciales. Ahí iba a estar la clave. Pero el madrileño, que había venido a disfrutar, logró darle la vuelta arriesgando. Ventajas mínimas para uno y otro les obligan continuamente a cambiar de estrategia. Carlos, muy táctico y con una zurda muy precisa, atacaba haciendo cambios de ritmo con las piernas que pretendían descolocar al contrario. Sin embargo, el egipcio empezó a dominar con más claridad en el segundo asalto, aunque sin despegarse en el marcador, y acabó imponiéndose al español por 15-12.
La esgrima española se despide de París.