Ante la preocupación del electorado, las Fuerzas Armadas del país iniciaron este miércoles un plan para asegurar que la voluntad del pueblo se exprese de manera pacífica.
De cara a las elecciones presidenciales en Venezuela del 28 de julio, los electores están preocupados por posibles actos de violencia provocados por sectores políticos que podrían no aceptar los resultados. Según un sondeo de la encuestadora local Hinterlaces, el 80 % de los venezolanos rechaza la reaparición de la violencia.
En este contexto, ocho de los diez candidatos, incluido el presidente Nicolás Maduro, firmaron un compromiso ante el Comité Nacional Electoral (CNE) para respetar los resultados y garantizar la paz. Edmundo González y Enrique Márquez, que representan al mismo sector opositor, no se comprometieron con estos objetivos.
Mientras tanto, las Fuerzas Armadas del país comenzaron este miércoles el despliegue del Plan República, una operación destinada a proteger los centros de votación, custodiar el material electoral y garantizar la seguridad de votantes y personal involucrado, con el fin de asegurar que la voluntad del pueblo se exprese pacíficamente.
La medida llega en medio de denuncias sobre actos desestabilizadores desde el exterior. En los últimos cinco años, Venezuela ha enfrentado intentos de golpe de Estado, invasiones con mercenarios, intentos de imponer un Gobierno títere y apagones, entre otros eventos, que sirven de telón de fondo para las elecciones.
Entre estos factores, las sanciones comerciales y financieras impuestas por Estados Unidos se destacan como una circunstancia que, según los expertos, desestabiliza el proceso electoral. Estas sanciones afectan la gestión del Gobierno y la calidad de vida de los venezolanos. Como resultado, los electores tienen grandes expectativas de que, tras los comicios, se implementen políticas que mejoren la situación económica. «Aquí hemos vivido desabastecimiento, ataques a la moneda e hiperinflación», señala el psicólogo Fernando Giuliani.
Oscar Schémel, presidente de Hinterlaces, destaca que el 81 % de los ciudadanos considera que la economía es el «principal problema del país», especialmente en lo que respecta al ingreso personal y familiar. «Es lo que más preocupa a la gente; quieren escuchar a los líderes sobre soluciones y planes para mejorar el ingreso de los venezolanos. Ese es el tema fundamental», explica.
Todo lo anterior ha influido en el estado de ánimo de los venezolanos durante la campaña electoral. Según Giuliani y Schémel, el ambiente emocional se ha intensificado debido a años de adversidades. Schémel describe la campaña como una intensa batalla cultural y emocional entre dos sectores opuestos. Por ello, la población espera que, tras los comicios, el país pueda mantener la paz y que el diálogo sea el principal mecanismo para resolver los conflictos políticos.