Esta artesana heredó el arte de elaborar hamacas gracias a su abuela y hoy es parte de su día a día.
Su vida ha transcurrido entre los hilos y agujas, de donde han surgido preciosos bordados y la confección de hermosas hamacas, a la que doña Maribel Hernández le ha impregnado toda esa creatividad y pasión por el arte, en la pintoresca ciudad de Masaya.
Desde su infancia recuerda que su familia ha estado en la dinámica de fabricar y comercializar hamacas en todo tipo de tamaños y colores.
Y es que, según relata Hernández, la tradición fue heredada antes de su abuela y considera que un buen ejemplar se caracteriza por el grosor del hilo entre tejido y la sensación de confort para quienes las usen.
El hilo para hamacas es especial y requiere de hilvanarse para darle grosor a la textura de la presentación y que estas sean, a su vez, más resistentes al calor humano, detalla la artesana.
«Aquí nosotros las confeccionamos y podrá obtener una hamaca que sea fuerte, del color que desee, pero fuerte, ya que existen diferentes formas de tejerlas», explicó Hernández en su taller, ubicado en el histórico barrio San Juan, en las periferias de la Laguna de Masaya.
Otro dato que añade es que al ser hechas a mano, existen arreglos externos que se tejen en paralelo y a ellos les llaman adornos; tal es el caso del contorno que cae en los laterales del cuerpo principal de la hamaca y los extremos que unen atravesados por la madera.
Para una sola muestra, Hernández afirma que pueden llevarse dos días, ya que ella desde niña aprendió la técnica completamente hecha a mano, una destreza que atesora en sí corazón, ya que es una habilidad que le ha permitido a ella y su familia salir adelante.
Si de producciones hablamos, esta artesana sostiene que el ejemplar más cotizado por los visitantes tanto nacionales y extranjeros son las hamacas azules y blanco, que asemejan la bandera de Nicaragua.
Seguido de las blancas que en el contorno llevan el relieve del nombre país: Nicaragua.
Y en una tercera instancia están las hamacas de colores que se usan para exteriores y patios, según nos explica la emprendedora.
Al remontarnos a la historia, las investigaciones culturales detallan que en un período de mil años pudo ser creada la hamaca por las comunidades mayas en el entonces paso centroamericano y que estas significan: paz y tranquilidad.
El bien como tal es una red alargada, gruesa y poco tupida que puede ser hecha de lona u otro tejido resistente que sirve de cama al aire o columpio para quienes gustan de descansar en ellas.
Cabe destacar que en Nicaragua las hamacas forman parte de la lista de productos nostálgicos que el país produce para la exportación.
Y aunque mediante el portal del Centro de Trámites de las Exportaciones Cetrex, no hay un dato específico para este bien, si es un producto que se comercializa con facilidad en el exterior, ya sea por encargos naturales o bien mediante el procedimiento legal de exteriorización.
El taller de Hernández y su experiencia es solo uno de muchos en la misma zona que se dedican a elaborar estas creaciones.