Dichas agresiones van desde amenazas, atentados, secuestros hasta desapariciones y homicidios.
El proceso electoral en curso, se convirtió en el más violento de la historia moderna de México, con un total de 386 hechos que han dejado 501 víctimas del 7 de septiembre de 2023 al 21 de abril del presente año.
La intervención del crimen en las elecciones tiene varios mecanismos y nosotros identificamos al menos cinco, que son la violencia política, la movilización o desmovilización del voto, el financiamiento a campaña, la imposición de candidaturas y también la intervención directa en casillas. Estos niveles de riesgo pueden tomarse como una advertencia, es muy probable que en estos territorios veamos varios incidentes el día de la elección en las casillas electorales, particularmente en algunas zonas de estas entidades.
Esto da un promedio diario de 2.2 víctimas y de mantenerse la tendencia se registrarán 600, el doble de lo reportado en los comicios federales de 2020-2021, con 299 víctimas de violencia política.
De acuerdo con el análisis, los estados de Guerrero, Michoacán, Colima, Jalisco, Chiapas y Morelos se identifican como entidades con riesgo “muy alto”, en las cuales hasta 80% de su territorio está controlado por el crimen organizado o es disputado por grupos criminales.
También se identifican nueve entidades federativas con un riesgo alto: Baja California, Sonora, Chihuahua, Tamaulipas, Zacatecas, Guanajuato, Estado de México, Tabasco y Veracruz.
La democracia está capturada, es una democracia cautiva, secuestrada por grupos criminales y es muy probable que después del 2 de junio veamos una expansión de los regímenes criminales.