Esta tradición tiene mas de 300 años en el territorio nicaragüense.
La Gigantona y el enano cabezón, esta tradición tiene mas de 300 años en el territorio nicaragüense.
La Gigantona y el enano cabezón son de origen español con reminiscencias de nuestros antepasados indígenas, según historiadores y entendidos en la cultura de Nicaragua, salen a las calles de León desde el año 1700.
La Gigantona, fue traída por los españoles representando a sus féminas, aseguran unos y hay quienes sostienen que los pobladores indígenas y mestizos hicieron una sátira de la mujer española: alta, rubia y delgada.
A diferencia de la Gigantona está el Enano Cabezón, que representa al poblador indígena de la época, de baja estatura.
En nuestro país esta tradición se originó en el barrio indígena de Sutiaba, León, y se hizo popular después, saliendo a las calles durante la celebración de La Gritería o de la Virgen María, los 8 de diciembre.
Actualmente, en cada uno de los barrios de la ciudad universitaria hay grupos de personas que tienen sus respectivas Gigantonas junto con el Enano Cabezón. Cada uno de estos grupos están compuestos por el que carga a la Gigantona dentro de su estructura; el coplero; los que tocan los atabales y pitos; y, en algunos casos, los que cargan una especie de lámparas, que antes se utilizaban porque no había alumbrado eléctrico.
La Gigantona está elaborada con madera liviana sobre la cual se coloca un traje de vistosos colores con mangas largas. Igual, el Enano Cabezón, que es cargado por una persona de baja estatura o un adolescente.
Tanto la Gigantona como el Enano Cabezón bailan, al ritmo de los instrumentos mencionados, luego de que el coplero hace silencio.
De noche, recorren las principales calles de la ciudad y barrios, alegrando a todas las edades y acaparando miradas y tiempo de las familias que descansan en los porches o aceras de sus viviendas.
El encargado de decir las coplas, generalmente improvisa y tiene mucha picardía. En algunos casos reciben pago de personas que los quieren escuchar durante más tiempo.
Esta tradición de la Gigantona es parte del sincretismo cultural que fusionó dos culturas: la española y la indígena, en una nueva, propia de nuestra nacionalidad.
La estatura de la Gigantona montada sobre los hombros de la persona que la carga es de entre dos y tres metros.
Esta tradición popular ha trascendido la Gigantona se ve en fiestas patronales, ferias y otro tipo de celebraciones de algunos municipios, sobre todo del Pacífico de Nicaragua.
En Managua salen estas Gigantonas, llevando alegría a la población en los barrios que recorren.
La Gigantona y el enano cabezón son de origen español con reminiscencias de nuestros antepasados indígenas, según historiadores y entendidos en la cultura de Nicaragua, salen a las calles de León desde el año 1700.
La Gigantona, fue traída por los españoles representando a sus féminas, aseguran unos y hay quienes sostienen que los pobladores indígenas y mestizos hicieron una sátira de la mujer española: alta, rubia y delgada.
A diferencia de la Gigantona está el Enano Cabezón, que representa al poblador indígena de la época, de baja estatura.
En nuestro país esta tradición se originó en el barrio indígena de Sutiaba, León, y se hizo popular después, saliendo a las calles durante la celebración de La Gritería o de la Virgen María, los 8 de diciembre.
Actualmente, en cada uno de los barrios de la ciudad universitaria hay grupos de personas que tienen sus respectivas Gigantonas junto con el Enano Cabezón. Cada uno de estos grupos están compuestos por el que carga a la Gigantona dentro de su estructura; el coplero; los que tocan los atabales y pitos; y, en algunos casos, los que cargan una especie de lámparas, que antes se utilizaban porque no había alumbrado eléctrico.
La Gigantona está elaborada con madera liviana sobre la cual se coloca un traje de vistosos colores con mangas largas. Igual, el Enano Cabezón, que es cargado por una persona de baja estatura o un adolescente.
Tanto la Gigantona como el Enano Cabezón bailan, al ritmo de los instrumentos mencionados, luego de que el coplero hace silencio.
De noche, recorren las principales calles de la ciudad y barrios, alegrando a todas las edades y acaparando miradas y tiempo de las familias que descansan en los porches o aceras de sus viviendas.
El encargado de decir las coplas, generalmente improvisa y tiene mucha picardía. En algunos casos reciben pago de personas que los quieren escuchar durante más tiempo.
Esta tradición de la Gigantona es parte del sincretismo cultural que fusionó dos culturas: la española y la indígena, en una nueva, propia de nuestra nacionalidad.
La estatura de la Gigantona montada sobre los hombros de la persona que la carga es de entre dos y tres metros.
Esta tradición popular ha trascendido la Gigantona se ve en fiestas patronales, ferias y otro tipo de celebraciones de algunos municipios, sobre todo del Pacífico de Nicaragua.
En Managua salen estas Gigantonas, llevando alegría a la población en los barrios que recorren.