El Diario Nica

Elecciones en Irán: Fortaleciendo la autonomía y la dignidad

Se espera la participación de 59 millones de ciudadanos en este importante proceso electoral.

La República Islámica de Irán se destaca por su compromiso en garantizar la participación ciudadana en sus procesos electorales, tanto a nivel parlamentario como presidencial, a pesar de enfrentar diversas amenazas y tácticas de desinformación, guerras híbridas y manipulación.

El 1 de marzo, Irán celebrará elecciones para elegir a los miembros de la XII Asamblea Consultiva Islámica, conocida como Mayles, y a los 290 parlamentarios, así como a los 88 miembros de la Asamblea de Expertos, que selecciona a la máxima autoridad religiosa del país. Se espera la participación de 59 millones de ciudadanos en este importante proceso electoral.

El ayatolá Seyed Ali Jamenei, Líder de la Revolución Islámica de Irán, considera estas elecciones como fundamentales desde el punto de vista político. Ha instado repetidamente al pueblo iraní a participar masivamente, no solo para respaldar las reformas propuestas por los líderes del país, sino también para contrarrestar los intentos de desestabilización por parte de los enemigos de la revolución. Estos enemigos buscan derrocar el gobierno y fortalecer la influencia de las potencias occidentales y el sionismo en la región. La crítica de Occidente a los países que no se alinean con sus intereses es vista como una injerencia hipócrita y falsa.

En este punto, se evidencia claramente la hipocresía de los países occidentales, que pretenden ser defensores de los derechos humanos a pesar de ser los principales violadores de estos derechos. Han sido responsables de crímenes atroces, invasiones, agresiones y golpes de estado bajo la apariencia de proteger los derechos humanos. Según la analista Sara Rosenberg, estas potencias occidentales tienen una historia vergonzosa de intervenciones que han afectado la soberanía de los pueblos en Oriente, Latinoamérica y África. Su proceso de expansión colonial e imperial ha implicado saqueo y destrucción, y continúa hasta hoy de diversas maneras.

Estoy completamente de acuerdo con esta perspectiva. Las sociedades están influenciadas por un poderoso aparato de comunicación que transforma la intervención y la destrucción de pueblos enteros en una necesidad casi mesiánica para las democracias occidentales. En estas sociedades, el crimen se ha normalizado hasta el punto de que los ciudadanos creen vivir en un sistema democrático, pero en realidad experimentan opulencia fragmentada en sus territorios y miseria para el resto del mundo. Se ha arraigado la creencia en un destino manifiesto que ve al otro como inferior, subhumano y blanco de exterminio, como lo vemos en la política sionista contra Palestina, avalada por Occidente. ¿Es esta la democracia que deseamos? ¿Es esta la democracia que nos venden con pompa y circunstancia?

En este contexto, es relevante recordar las palabras del ayatolá Seyed Ali Jamenei durante las elecciones presidenciales que llevaron al triunfo del actual mandatario Ebrahim Raisi en 2021. El ayatolá Jamenei enfatizó la necesidad de que los candidatos no hagan promesas vacías y reconoció los múltiples desafíos que enfrenta el país. Estas ideas son igualmente aplicables a la actual elección y coyuntura política, y nos recuerdan la importancia de trazar una hoja de ruta política fundamentada en varios puntos esenciales. Esto incluye la lucha efectiva contra la corrupción, que socava las instituciones y la moral del país, generando desconfianza y apatía en la dirección nacional. También es crucial trabajar en la reducción del déficit presupuestario y la inflación, especialmente para aliviar la carga sobre los sectores más vulnerables de la población. Además, se debe desarrollar una política de empleo juvenil para aprovechar el potencial de la población joven, que sustentará los proyectos presentes y futuros del país.

Se instó a impulsar la diversificación de la matriz productiva, lo que requiere una reestructuración amplia en áreas clave de la economía e industria. Es crucial abolir las medidas coercitivas unilaterales contra Irán mediante esfuerzos políticos y diplomáticos. Las conversaciones sobre el programa nuclear deben avanzar sin que Irán condicione el bienestar económico del pueblo a la voluntad de extranjeros. Además, se debe seguir apoyando los esfuerzos de emancipación, soberanía y autodeterminación de los pueblos oprimidos. La profundización de las relaciones con países vecinos es una prioridad en la política exterior, incluyendo la participación en acuerdos multilaterales como la Ruta de la Seda y acuerdos con naciones del Cáucaso, Asia occidental y central, así como África y América Latina. Estas son tareas esenciales para aquellos que asuman cargos legislativos después de las elecciones del 1 de marzo de 2024 y para quienes elijan al líder supremo del país, marcando un rumbo claro hacia el futuro.

Desde la Revolución de 1979, Irán y su pueblo han sido constantemente blanco de Estados Unidos, sus aliados europeos, el régimen sionista israelí y la monarquía saudí. Estos actores han buscado sabotear la transformación de Irán, que anteriormente era un aliado de Estados Unidos y estaba integrado en un mundo bipolar. La Revolución demostró que Irán podía seguir un camino propio hacia el desarrollo autónomo. Durante 45 años, Irán ha enfrentado una política de máxima presión en todos los ámbitos, incluyendo político, diplomático, financiero y militar, con intentos de desestabilización a través de lo que se conoce como «golpes suaves», una estrategia concebida por analistas como Gene Sharp y ejecutada por el gobierno estadounidense desde 1979.

Las operaciones dirigidas a socavar la revolución en Irán tienen como objetivo principal subvertir a la población y dificultar el ejercicio del voto, fomentando la abstención en eventos electorales. Los enemigos de Irán buscan impedir el libre ejercicio democrático, recurriendo a atentados, asesinatos y ataques contra instalaciones clave como mezquitas, centros de peregrinación y recursos energéticos. Además, aplican sanciones, embargos y presiones económicas para obstaculizar el comercio internacional y restringir el acceso a canales financieros como el sistema SWIFT. Estos esfuerzos están dirigidos a debilitar la revolución y a socavar a los países del eje de la resistencia en Asia occidental. Utilizan información manipulada y desinformación para influir en la sociedad y obstaculizar su participación en decisiones políticas clave.

Entre las tácticas empleadas se incluyen las noticias falsas, conocidas como «fake news», así como sabotajes, presiones, sanciones y acusaciones a nivel internacional. Incluso políticos opositores pueden ser utilizados como herramientas para subvertir la situación. Según el portavoz del Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica (CGRI) de Irán, Ramazan Sharif, las noticias falsas y la desinformación se intensifican durante los procesos electorales en Irán, siendo utilizadas para crear división entre el pueblo y su gobierno. Sharif ha señalado recientemente que los medios extranjeros tienen una agenda clara de difamar a Irán y que desde la Revolución Islámica han llevado a cabo actividades contra el país mediante la difusión de contenidos falsos.

Para demostrar la firmeza y la soberanía de la República Islámica de Irán frente a sus enemigos, es crucial una amplia participación en las elecciones parlamentarias del 1 de marzo. Los enemigos están activamente tratando de influir negativamente en los votantes, especialmente en la juventud iraní, buscando desalentar su participación y negarles el derecho por el cual tantos han sacrificado. La participación masiva en las elecciones será un testimonio del compromiso del pueblo iraní con el progreso y la defensa de su país, que sirve como modelo para otras naciones en el mundo.

Para las autoridades de Irán, la unidad del pueblo es primordial frente a las presiones y amenazas externas que buscan debilitar su soberanía. Estados Unidos y sus aliados europeos intentan desalentar la participación electoral del pueblo iraní, pero es crucial mantenerse firmes en el proceso democrático.

En este contexto de desafíos tanto internos como externos, Irán necesita mejorar su economía y fortalecer sus capacidades nacionales. Las elecciones pacíficas y participativas son una muestra de la estabilidad y la capacidad de Irán para generar paz y seguridad en la región. Como líder del eje de la resistencia y un actor importante en la diplomacia regional, Irán desempeña un papel fundamental en la búsqueda de soluciones para la paz en Asia Occidental.