Las etnias que aquí interactúan lo hacen cada quien, a su manera, aportando y expresándose a pie de unidad.
Por cientos de años la población de Bluefields y el Caribe Sur de Nicaragua ha sabido convivir entre la diversidad. Las lenguas originarias y diversas expresiones culturales de estas poblaciones han interactuado y colaborado para avanzar bajo un mismo propósito: el de progresar.
Para Johnny Hodgson, secretario político del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) en la Región Autónoma de la Costa Caribe Sur, esta dinámica ha sido realmente reconocida y fomentada en la estrategia para el desarrollo humano de la Costa Caribe.
El político amplía que en la lógica de este plan, se ven reflejadas las identidades de cada uno de los pueblos que habitan la región.
En tal sentido asegura que, precisamente, se busca “convertir la Costa en un paraíso” en el que ningún pueblo quede atrás.
La diversidad de este pueblo es tal, que se reconoce al Caribe como la parte más diversa de Nicaragua. Y no se solamente se trata de idiomas que convergen como colores en un caleidoscopio, sino de una geografía e historia que parecen haberse bifurcado y reencontrado en algún punto.
Es una zona multiétnica, más pluricultural, pero esa diversidad, antes se miraba como un obstáculo para el desarrollo, como un problema. Los gobernantes de antes decían: no se puede avanzar en la Costa porque hay mucha diversidad y decían ¡Qué problema eso! Alguna gente hablando en misquito, otra hablando en español, otro hablando en inglés, ellos decían, a esto se le llama torre de Babel.
Este trabajo dio inicio definiendo los principios de la Revolución para los pueblos de la Costa Caribe, siendo la línea más importante la que estableció la igualdad entre las culturas.
En Nicaragua no hay cultura superior, ni cultura inferior, hay culturas diferentes, y las culturas de cada uno de los pueblos de la Costa Caribe forman parte de la cultura nacional y la enriquecen.
Se establece qué hace a los costeños sentirse parte, sentir que estamos en la jugada y que nadie tenga que avergonzarse de su identidad o avergonzarse de su cultura. Entonces se fortalece eso, estableciendo, por ejemplo, la educación intercultural bilingüe en las escuelas, que los niños que hablan misquito en su comunidad, en su casa, puedan ir a la escuela y encontrar una maestra que le hable en la lengua que él habla.
En los templos se recita y canta en el idioma de cada comunidad. Las alabanzas en la Iglesia Morava Miskitu Juan Hus, toman turnos para que puedan ser comprendidas primero en el recinto y luego enviadas al Altísimo.
En esa iglesia se hace notar la interculturalidad, desde incluso antes de poner un pie dentro. «Jan Hus Prisma Watla Plamaika Tara» y «Jan Bid timit yulnal ûka silla Bluefields asangka kau», se leen en miskito y ulwa respectivamente en el muro de ingreso.
La señalización, sin embargo, no es impedimento para que el templo sea visitado por hermanos creoles y mestizos, quienes siempre son invitados a compartir la palabra de Dios
Pueblos indígenas, afrodescendientes y mestizos han encontrado, como solución revolucionaria para el progreso, la construcción de la unidad en la diversidad, avanzando hacia el porvenir e igualdad y preservando la identidad en el proceso.
Esa ha sido y sigue siendo la visión del FSLN en esta zona, que ha superado barreras, estigmas y prejuicios, erigiendo colosales obras como la carretera que une físicamente al Caribe Sur con el resto del país, pero que además, ha hecho posible que la unidad vaya más del aspecto económico y pase también por el fortalecimiento de la identidad de los pueblos.