El detenido estaba acusado de haber violado a una joven en un baño de la discoteca Sutton de Barcelona en la noche del 30 al 31 de diciembre de 2022.
El futbolista brasileño Dani Alves fue condenado este jueves a cuatro años y medio de cárcel por un tribunal en Barcelona que lo consideró culpable de haber violado a una mujer en los baños de una discoteca de esa ciudad española a finales de 2022.
Los magistrados estimaron «acreditado que la víctima no consintió y que existen elementos de prueba, además del testimonio de la denunciante; para entender probada la violación», indicó el tribunal en un comunicado, dos semanas después del final del juicio.
Los jueces le impusieron 5 años adicionales de libertad vigilada, orden de alejamiento de la víctima por 9 años y medio y el pago de una indemnización de 150.000 euros (unos 160.000 dólares). La Fiscalía, que dio credibilidad al relato de la denunciante desde el inicio de las investigaciones; pedía para él una pena de nueve años, mientras que su defensa solicitaba su absolución. La abogada del exjugador del Barça o PSG, de 40 años, anunció que recurrirá la sentencia.
Como durante el juicio oral, celebrado entre el 5 y el 7 de febrero, Alves fue conducido a la Audiencia de Barcelona en un furgón policial desde la prisión en la que lleva recluido 13 meses. El jugador recibió la notificación junto a su abogada, que aseguró que el deportista se encuentra «entero» tras conocer la pena.
De acuerdo con la acusación de la Fiscalía, los hechos ocurrieron en una zona reservada de ese local en el que Alves -que conocía el establecimiento y estaba allí con un amigo- habría coincidido con la mujer; quien iba acompañada de una prima y una amiga. Tras invitarlas a champán, el deportista habría convidado a la joven a entrar en otra área exclusiva donde estaba el pequeño baño, que ella desconocía.
A partir de entonces, sus versiones diferían; pero los magistrados han considerado probado que, una vez dentro, «el acusado cogió bruscamente a la denunciante, la tiró al suelo; y evitando que pudiera moverse la penetró vaginalmente, pese a que la denunciante decía que no, que se quería ir».
El tribunal reconoció el relato «coherente y especialmente persistente» de la víctima durante el proceso; y fundamentó su decisión en pruebas como las lesiones que presentaba la joven, que «hacen más que evidente la existencia de violencia para forzar su voluntad».
La mujer, que declaró el primer día del juicio a puerta cerrada y con medidas para proteger su anonimato, tampoco persigue fines económicos, según los magistrados; que también consideraron probado el estado de nervios en el que, según varios testigos, salió del baño y las secuelas psicológicas que padece.