Pfizer y Moderna se relacionan con problemas cardíacos.
Un estudio llevado a cabo por la Global Vaccine Data Network ha detectado un ligero aumento en los problemas cardíacos tras la vacunación contra la COVID-19 con las vacunas de Pfizer, Moderna y AstraZeneca.
La investigación, que abarcó a 99 millones de personas vacunadas en ocho países, examinó 13 condiciones médicas consideradas como «eventos adversos de especial interés» para la seguridad de las vacunas.
Entre estas condiciones, la miocarditis (inflamación del músculo cardíaco) fue identificada como la más observada después de que las personas recibieran la primera, segunda y tercera dosis de las vacunas de ARNm, como las de Pfizer y Moderna.
También se observó un aumento en la proporción de casos de miocarditis después de la segunda dosis de la vacuna de Moderna. Se encontró que tanto la primera como la cuarta dosis de la vacuna estaban relacionadas con un aumento de casos de pericarditis (inflamación e irritación del tejido delgado que recubre el corazón).
Por otro lado, se ha observado que la vacuna de AstraZeneca presenta un mayor riesgo de síndrome de Guillain-Barré, un trastorno neurológico que puede causar debilidad muscular y, en algunos casos, parálisis.
Además, esta vacuna, también conocida como Vaxzevria, ha sido asociada con un aumento en los casos de trombosis del seno venoso cerebral, una enfermedad cerebrovascular poco común caracterizada por la formación excepcionalmente rara de coágulos sanguíneos en el cerebro.
A principios de marzo de 2021, Dinamarca y Noruega decidieron suspender el uso de la vacuna de AstraZeneca contra la COVID-19, debido a informes sobre casos graves de formación de coágulos sanguíneos en algunas personas vacunadas.